Hay infinitas formas de indagar, de autoindagación.
Hay preguntas y más preguntas que señalan a algo, algo que ver, que darse cuenta.
Preguntas que ayudan a ver el absurdo asumido por la mente como si fuera lógico.
Preguntas que ayudan a ver lo equivocado del rumbo que había tomado la atención.
Preguntas cuya respuesta es tan sólo la insinuación del sentir del momento y que por tanto como respuesta tienen la validez que la duración del momento les otorga.
Y preguntas que no tienen respuesta verbal, que señalan más allá de las palabras, o más acá, según se lo vea.
Una pregunta sin respuesta verbal es la sentencia de muerte del pensamiento conceptual respecto de eso sobre lo que se pregunta.
Obedecer, en el sentido de sumisión o sujección de todas nuestras fuerzas vitales al indicativo de nuestra sensibilidad-inteligencia-percepción, estar dispuesto a obedecer, a escucharse, es todo lo que es necesario para que lo demás se de.
Qué demás?
Detenerse. No nombrar. No escapar.
Detenerse; de tener ser...
Al detenerse, al dejar de ir en busca del ser, se descubre sin buscarlo, que se Es.
Que uno es el Ser, que uno es Eso que Es; que "el Ser" es Uno Mismo también!
Detenerse permite a Ser darse cuenta de ser el Ser!, el SER que se da cuenta de Si-Mismo.
Nunca hubo en la realidad ninguna "búsqueda del Ser"; lo que hubo fue el Ser, ignorante de Si-mismo, buscando, buscándose...
No nombrar... Sobran las palabras...
No escapar, no moverse interiormente, no hacer nada ni disimular ni tratar de ni nada. Permanecer en ello, "con" ello, como ello...
Las preguntas sin respuesta ayudan a detener la mente.
Al preguntarse y no reponderse verbalmente, la atención desprendida del lastre de las palabras y conceptos navega hacia la fuente, hacia el orígen de la pregunta.
La atención sin la distorsión de las palabras siente, ve, se da cuenta.
"¿Puedo yo obedecer". Detenerme. No nombrar. No escapar.
Una pregunta sin respuesta que trato de responder es un acto de desobediencia a la inteligencia.
Es tratar de "ser listo".
Es ser estúpido.
Qué hay al final de una pregunta sin respuesta?
Lo mismo que había antes de esta.
Qué se gana con la misma?
Nada.
Qué se pierde con la misma?
La ignorancia; la ignorancia de lo que verdaderamente se es, del que pregunta.
Con el ver, el darse cuenta, el ignorante desaparece; lo real es lo que queda.
Pregunta sin respuesta: ¿Desde dónde se está mirando?
Independientemente del paisaje frente al cual nos pudiésemos encontrar en el momento que fuese de nuestra vida, independientemente de frente a quien o con quien, o de en qué condiciones...
¿Desde dónde se está mirando?
¿DESDE DÓNDE SE ESTÁ MIRANDO?
Descubra eso, y toda su búsqueda habrá terminado.
Richard Mesones.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario