Lo que Es (estracto)

-


Yo Soy ... LA EXPRESIÓN divina exactamente como yo soy, justamente aquí, justamente ahora. Usted es la expresión divina exactamente como usted es, justamente aquí, justamente ahora. Ello es la expresión divina, exactamente como ello es, justamente aquí, justamente ahora. Nada, absolutamente nada, necesita ser agregado ni quitado. Nada es más válido o sagrado que nada.

No se necesita cumplir ninguna condición. Lo infinito no está en alguna parte esperando que nosotros devengamos dignos de ello.Yo no tengo que experimentar "la noche oscura del alma", ni la sumisión, ni ser purificado, ni pasar por ningún tipo de cambio ni proceso. ¿Cómo puede el ilusorio sí mismo separado practicar algo para revelar que es ilusorio?.

Yo no necesito ser serio, honesto, deshonesto, moral o inmoral, estético o grosero. No hay ningún punto de referencia. La historia de la vida que aparentemente ha acontecido es única y exactamente apropiada para cada despertar.

Todo es justo y como debe ser, justamente ahora. No porque sea un potencial para algo mejor, sino simplemente porque todo eso es una expresión divina.La invitación a descubrir que no hay nadie que necesita la liberación es constante.

No hay ninguna necesidad de esperar momentos de transformación, de buscar al no-hacedor, de felicidad permanente, de un estado sin ego o de una mente tranquila.

Ni siquiera tengo que esperar que descienda la gracia, pues yo soy ya, usted es ya, ello es ya la gracia permanente.




Tony Parsons.




.


¿Hay algo más profundo que sentirse en Comunión-Unidad con todo lo que es? o ¿Qué es Liberación? (Preguntas Esenciales)

.


Darse cuenta es satori; súbito despertar a la verdad de algo.


Darse cuenta de ser en unidad con todo lo que es, es samadhí, un estado de profundo éxtasis.


Darse cuenta de que esto también es un estado ("esto también pasará") y no lo que uno es, eso es Liberación.







Richard Mesones.

)

.



Frases...

.

-Eres como un espejismo en el desierto,
que el hombre con sed considera agua;
pero cuando éste se acerca descubre que no era nada.

Al Alawi.

-No seas fiel a tu mente para poder serle fiel a Aquello que Es.

Mira Pagal.

-Estamos aquí y es ahora. Aparte de esto, todo conocimiento humano no es más que un reflejo.

H. L. Mencken.

-Nirvana y samsara no son dos.

Milarepa.

-Usted ya está iluminado, pero sigue hipnotizado por la creencia de que no lo está.

Tony Parsons.

-¿Cómo podemos percibir nuestra verdadera naturaleza?
Aquello que percibe es nuestra verdadera naturaleza.

Hui-hai.

-Estamos atrapados por la creencia de que esto no es realmente eso...

Dasarath.

-¿Deseas penetrar directamente y ser libre?
Cuando digo esto, muchos me escuchan...¡Rápido! ¡Fíjate en el que está escuchando lo que digo! ¿Quién es el que ahora mismo está escuchando?

Bassui.

-Usted vuelve al lugar que nunca abandonó.

Douglas Harding.

-Creo que los hombres continuarán sintiendo durante mucho tiempo la necesidad de rastrear hasta su fuente el río mágico que fluye de sus ojos, bañando con la misma luz y sombra ilusorias tanto las cosas que existen como las que no.

André Breton.

-Lo que usted busca es aquello que realiza la búsqueda.

Wei Wu Wei.

-Todo ese universo es en mis ojos.

Sepro.

-Todo es bueno... todo.
El hombre es infeliz porque desconoce que es feliz. Sólo por eso. ¡Eso es todo, eso es todo! Cualquiera que lo descubra será feliz instantáneamente, ahora mismo.

Fyodor Dostoyevskky.

-En el universo, todo lo que aparezca ante usted se debe únicamente a esa gran Luz que habita en su interior.

Ananda Mayi Ma.

-Usted como persona consciente y todo aquello de lo que es usted consciente son un mismo proceso.

Alan Watts.

-Ver con claridad es poesía, filosofía y religión, todo en uno.

John Ruskin.

-Todo lo que tengo que hacer para que comience el juego es olvidar que el hecho de que exista alguien allá fuera aparte de mí es sólo una apariencia.

Chuck Hillig.

-Solo aquello que es anterior a la aparición de ésta conciencia corporal es su verdadera identidad. Ésa es la realidad. Está aquí y ahora, y no hay manera de que alguien pueda alcanzarla o agarrarla.

Ramesh S. Balsekar.

-¿Está usted en el mundo?
¿O es el mundo el que está en usted?

Ramana Maharshi.

-Toco el cielo con mis dedos.
La distancia es una fantasía.

William Blake.

-Son sus esperanzas de un mañana mejor lo que lo mantienen encadenado hoy.

Ram Tzu.

-Si no puedes hallar la verdad donde estás, ¿dónde esperas encontrarla?
La verdad no se halla muy lejos; es siempre presente. No es algo que haya que alcanzar porque ni uno solo de tus pasos te aleja de ella.

Dogen.

-Aquí está, ahora mismo.
Empieza a pensar en ello y te lo perderás.

Huang Po.

-Buscas a Dios en el cielo y en la tierra, pero no conoces al que tienes delante de tus ojos porque no sabes cómo buscar en este mismo instante.

Jesús.

-Éste es el momento. Éste es el lugar. Ésta es la inmensidad. Aquí mismo es el paraíso. Siempre. Siempre.

Byron Katie.

-Allí, detrás de los pensamientos
acerca de hacer el bien o hacer el mal, hay un campo.
Allí te esperaré.

Rumi.

LO QUE NOSOTROS SOMOS.

Lo que nosotros somos.

Realmente, lo que nosotros somos no tiene nada que ver con mentes tranquilas, con muertes de ego, purificaciones o cualquiera de las ideas que se nos han enseñado sobre los estados en que deberíamos estar. Este tipo de enseñanzas sólo tienen que ver con las predisposiciones personales. Siempre es atractivo para la mente cuando se ofrece un método o una técnica para tranquilizarla o matar el ego. Para la mente no hay ninguna posibilidad de tranquilizar a la mente, y una vez que se reconoce lo que usted es, es la conciencia tranquila y silente que ve operar a la mente y sus actividades, entonces se reconoce también que no hay ninguna necesidad de tranquilizar la mente. Todo es muy simple, ciertamente. Lo que nosotros somos es sólo el trasfondo, asentado justamente ahí, esperando que nos detengamos en alguna parte y veamos el asunto. Una vez que acontece esto, entonces comenzamos a tener un sabor diferente sobre lo que nosotros somos.



Tony Parsons.

Krishnamurti -sobre la atención- con estudiosos budistas.

El Milagro de la Atención - J. Krishnamurti

.



¿Podemos dejar de lado todas las ideas, conceptos y teorías y averiguar por nosotros mismos si existe algo sagrado --no la palabra, porque la palabra no es la cosa, la descripción no es lo descrito--, si hay algo real, no una imaginación, algo ilusorio, fantasioso, no un mito, sino una realidad que nunca puede ser destruida, una verdad que es perdurable?.

Para descubrir eso, para dar con ello, toda clase de autoridad, especialmente la espiritual, dede ser totalmente descartada, porque supone conformismo, obediencia, aceptación de cierta pauta. Una mente debe ser capaz de mantenerse sola, de ser su propia luz. Seguir a otro, pertenecer a un grupo, practicar métodos de meditación prescritos por una autoridad, por la tradición, es totalmente irrelevante para aquel que investiga la cuestión de si existe algo eterno, intemporal, algo que el pensamiento no puede medir y que opera en nuestra vida diaria. Si no funciona como parte de nuestra vida cotidiana, entonces la meditación es una evasión y absolutamente inútil. Todo esto implica que uno debe valerse por sí mismo. Hay una diferencia entre el aislamiento y recogimiento, entre soledad y ser capaz de mantener la propia autonomía de manera clara, no confusa, incontaminada.

Lo que nos concierne es la totalidad de la vida: no uno se sus segmentos o fragmentos, sino la totalidad de lo que hacemos, pensamos, sentimos y como nos comportamos. Puesto que lo que nos incumbe es la totalidad de la vida, en manera alguna podemos tomar un fragmento, que es el pensamiento, y por ese medio resolver todos nuestros problemas . El pensamiento puede conceder autoridad así mismo para juntar a todos los demás fragmentos, los cuales han sido creados por el propio pensamiento. Estamos condicionados a pensar en términos de progreso, de consecución gradual. La gente cree en la evolución psicológica, pero ¿acaso existe el "yo" que, psicológicamente, consigue algo que no sea la proyección del pensamiento?

Para averiguar si existe algo que no sea proyectado por el pensamiento, que no sea una ilusión, un mito, debemos preguntarnos si el pensamiento puede ser controlado, mantenido en suspenso, suprimido, de manera que la mente esté completamente quieta. Control implica el controlador y lo controlado, ¿no es cierto? ¿Quién es el controlador? ¿No es este también creado por el pensamiento, uno de sus fragmantos que ha asumido la autoridad del controlador? Si usted ve eso, entonces el controlador, el experimentador es lo experimentado, el pensador es el pensamiento. No son entes separados. Si comprende eso, entonces no hay ninguna necesidad de controlar.

Si no hay ningú controlador, porque el controlador es lo controlado, entonces, ¿qué sucede? Cuando hay división entre el controlador y lo controlado, hay conflicto y desperdicio de energía. Cuando el controlador es lo controlado, no hay desgaste de energía. entonces tiene lugar la acumulación de toda esa energía que había sido disipada en la represión, en la resistencia producida por la división entre el controlador y lo controlado. Cuando no hay división alguna, usted tiene toda esa energía para ir más allá de aquello que creyó que debía ser controlado. Debe comprenderse claramente que en la meditación no hay ningún control ni sometimiento del pensamiento a una disciplina, porque el que disciplina y controla es un fragmento del pensamiento. Si usted ve la verdad de eso, entonces posee toda la energía que ha sido disipada mediante la comparación, el control y la represión para ir más allá de lo que realmente es.

Estamos preguntando si la mente puede estar absolutamente quieta. porque lo que está quieto tiene gran energía. Es la suma de toda la energía. La mente, que está parloteando, siempre en movimiento, que es el pensamiento continuamente mirando hacia atrás, recordando, acumulando conocimiento, cambiando constantemente, ¿puede estar completamente quieta? ¿Ha intentado alguan vez descubrir si el pensamiento puede estarse quieto? ¿De qué forma va a averiguar cómo producir esta quietud del pensamiento?. Mire, el pensamiento es tiempo y el tiempo es movimiento, medida. En la vida diaria usted mide, compara, tanto en lo físico como en lo psicológico. Eso es medida; la comparación significa medida. ¿Puede usted vivir sin compración en la vida diaria? ¿Puede dejar de comparar por completo , no en la meditación sino en la vida de cada día? Usted compara cuando escoge entre dos tejidos, esta tela o esa, cuando compara dos automóviles o partes del conocimiento, pero en el plano psicológico, interior, nos comparamos con otros. Cuando esa comparación cesa, como debe ser, entonces ¿podemos valernos completamente por nosotros mismos? Eso es lo que está implícito cuando no hay ninguna comparación, lo cual no significa que usted vegete. De modo que, ¿puede usted vivir su vida diaria sin comparación? Hágalo una vez y descubrirá lo que eso implica. Entonces usted se desprende de una enorme carga; y cuando descarga un peso innecesario, tiene energía.

¿Le ha puesto alguna vez atención a algo de manera total? ¿Le está usted prestando atención a lo que dice el que habla? ¿O escucha con una mente comparativa que adquirido cierto conocimiento y está cotejando lo que se dice con lo que ya sabe? ¿Está interpretando lo que se dice según su propio conocimiento, tendencia o prejuicio? Eso no es atención, ¿verdad? Si presta completa atención con su cuerpo, sus nervios, sus ojos, sus oídos, su mente, con todo su ser, no hay centro desde el que esté atendiendo, solo hay atención. Esa atención es silencio completo.

Por favor, escuche esto. Desgraciadamente, nadie le va a decir todas estas cosas, así que, por favor, póngale atención a lo que se dice, de manera que el acto mismo de escuchar sea un milagro de atención. En esa atención no hay límites, no hay fronteras y, por consiguiente, no hay dirección. Solo hay atención, y, cuando la hay, no existe ni el "usted" ni el "yo", no hay dualidad, no hay observador y observado. Y esto no es posible cuando la mente se mueve en una dirección determinada.

Se nos educa y condiciona para que nos movamos siguiendo direcciones, de aquí hacia allá. Tenemos una idea, una creencia, un concepto o fórmula de que existe una realidad, una dicha, de que hay algo más allá del pensamiento, y fijamos eso como una meta, un ideal, un rumbo, y nos encaminamos en ese sentido. Cuando usted camina dirección, no hay espacio. Cuando se concentra, se dirige o piensa en determinada dirección, no tiene espacio en la mente. No tiene espacio cuando su mente está atestada de apegos, de temores, de la búsqueda de placeres, del deseo de poder y posición. Cuando la mente está atiborrada, no dispone de ningún espacio. El espacio es necesario, y cuando hay atención no hay dirección, sino espacio.

Ahora bien, la meditación implica que no hay movimiento alguno. Eso significa que la mente está completamente quieta, que no se mueve en ningún sentido. No hay ningún movimiento, el cual es tiempo y pensamiento. Si ve, no la descripción verbal, sino la verdad de esto, la cual no puede ser descrita, entonces existe esa mente callada y quieta . Y es necesario tener una mente callada, pero no con el objeto de dormir por más tiempo, de hacer mejor su trabajo o de conseguir más dinero.

Las vidas de la mayoría de las personas son pobres y vacías. Aunque puedan poseer muchísimo conocimiento, sus vidas son míseras, contradictorias, infelices, faltas de integridad. Todo eso es la pobreza, y esas personas desperdician sus vidas tratando de hacerse interiormente ricas, cultivando varias clases de virtudes y todo el resto de ese absurdo desatino. No es que no sea necesaria, pero la virtud es orden, y usted solo podrá comprender el orden cuando haya investigado el desorden dentro de sí mismo. Llevamos vidas desordenadas; ese es un hecho. El desorden es la contradicción, la confusión, los diversos deseos agresivos, el decir una cosa y hacer otra, el tener ideales, y la división entre los ideales y uno mismo. Todo eso es desorden, y cuando se da cuenta de él y le presta toda su atención, de esta surge el orden, el cual es virtud, algo vivo, no algo fabricado, practicado y afeado.

La meditación es la transformación de la mente, uan revolución psicológica, de tal manera que, no en teoría o como ideal, sino en cada mivimiento de nuestra vida diaria, haya compasión, amor y la energía que trasciende toda la mezquindad, cerrazón y superficialidad. Cuando la mente está verdaderamente callada, no acallada mediante el deseo y la voluntad , entonces existe una clase de movimiento totalmente distinto que no pertenece al tiempo.

Como usted comprederá, sería absurdo adentrarnos en eso. Sería una descripción verbal y, por lo tanto, irreal. Lo importante es el arte de la meditación. Una acepción de la palabra "arte" es ponerlo todo, en nuestra vida diaria, en un sitio, de manera que no haya confusión. Y cuando en nuestra vida de cada día haya orden, recta conducta y una mente que esté completamente callada, entonces la mente descubrirá por sí misma si lo inconmensurable existe o no. Hasta que usted descubra eso que es la más alta forma de santidad, la vida será anodina y carente de sentido. y esa es la razón por la que la recta meditación es absolutamente necesaria, de forma que la mente se vuelve joven, fresca e inocente. Inocente significa incapaz de ser herida. Todo eso está implícito en la meditación no desvinculada de nuestra vida diaria. La meditación es necesaria en la misma compresión de nuestro vivir cotidiano. O sea, atender por completo, cuandi habla con alguien, a su forma de andar y de pensar, a lo que piensa; prestale atención a eso forma parate de la meditación.

La meditación no es una evasión. No es algo misterioso. de la meditación se desprendeuna vida que es santa, sagrada. Y, por consiguiente, usted trata todas las cosas como sagradas.

Liberación Interior a través de la Autoindagación (L.I.A.)

.


¿QUÉ ES AUTOINDAGACIÓN?

Preguntarse (cuestionarse).
No responderse.
Indagar (sentir, atenderse sin nombrar).
Dejar que el Sentir sin distorsión (sin la inducción sugestiva del pensamiento) traiga la respuesta.

Así de simple.

Esa respuesta es la "voz" de lo que es verdad en uno, de la verdad en uno y para uno; de lo que es real.

La vida manifestándose, haciéndose sentir en uno sin la "guía" del pensamiento es el movimiento de la verdad en uno.

"Vivenciarás la verdad, y la verdad te liberará de toda la falsedad auto-asumida y auto-impuesta".

Libre de toda presión interior, de toda c o n d i c i ó n , hay claridad.
Libre de toda confusión, se está libre de conflicto.
Libre de conflicto se está en Comunión con la Vida, se está libre de sufrimiento.

La vida es entonces el fluir natural de la gracia.

Libre de sensación de carencia, de temor, del pasado y del tener que llegar a ser-lograr-tener, de la agitación, la culpa, la angustia, la ansiedad, la inseguridad, la necesidad de aprobación, la desconfianza, la vergûenza, el odio, los celos o cualquier otra forma de negatividad y resistencia interior.

Libre de tensión, de malestar, de sufrimiento.




¿QUÉ SON LAS HERRAMIENTAS DE LIBERACIÓN?

Formas de cuestionarse que hacen evidente a los ojos del indagador realmente interesado en la verdad, la autenticidad o no-autenticidad del pensamiento-sentimiento cuestionado.
No son recetas de como ser o hacer; es usted descubriendo para y por usted lo que es verdad para-y-en usted mismo.

Así, su mente se ve libre del engaño de asumir e imponerse como propio un sentimiento, pensamiento o idea que no es la verdad de como uno siente.

Y ése es el fin del conflicto; el fin de una vida de conflictos.


Y el comienzo de una vida que es integridad, completitud, y gozo de vivir..., de descubrir..., de ser...




¿Y LUEGO QUÉ?


Luego, la vida, libre de condicionamientos autoimpuestos, fluyendo, manifestándose de manera única, siendo "usted", sin falsas limitaciones auto-asumidas como verdaderas.

La Vida Una que todos somos, manifestándose única en cada quien, siendo única en usted.

Unica, sin comparación, como nadie nunca antes fue ni podrá ser, sólo usted.

Este es el verdadero FLORECER.

Esto es la LIBERACIÓN INTERIOR a través de la AUTOINDAGACIÓN .

La puerta abierta a la verdadera libertad.



Richard Mesones.

Perdonar-se.-

.


Perdonar es morir internamente para el sufrimiento.


Es soltar, sin regateos, el fardo inútil del pasado que ya no es, pero que adentro nuestro nunca supimos "resolver".


Es dejar los cadáveres del ayer descansar en la paz de un corazón que nada les reclama, para que lo mejor de ellos, que es también lo mejor nuestro, libre del peso absurdo de tener que mantener vivo en uno el recuerdo de la herida, pueda florecer en la alegría y la liviandad de un espítitu que se hace nuevo cada día.


Y que los muertos entierren a sus muertos; pues cargar con muertos no deja vivir ni revive a los que ya se fueron.


Perdonar es morir para el rencor, para el ansia de revancha que nos corroe las entrañas.


Es soltar el recuerdo, la pintura mental de la herida con que una vez la verdad nos despertó, y que nosotros nos hemos encargado de re-crear día trás día.


Una vez, un ser herido de desamor e inconsciencia nos tiró el golpe, y nosotros, apegados a otra espectativa lo recibimos, entre incrédulos y abrumados por la sorpresa de constatar aún sin saberlo, que ni papá ni mamá eran gigantes, ni así tampoco los fabulosos adultos "grandes" lo eran.


De ahí en más, golpe más o golpe menos, "decidimos" dar la espalda a nuestra vulnerabilidad, y en su lugar, la memoria de la herida y la anticipación mental de su regreso han sido la temática por excelencia de nuestra mente.


Y eso es la herida, el recordar la herida y re-crearla constantemente para que "no me vaya a pasar otra vez algo que me haga sentir de nuevo así".
¿Así cómo?
Así mismo como el recuerdo contante y la fantasía del "daño por venir" me lo hacen sentir en este momento, así como en cada momento en que pienso en ello.


La retorcida oración de un cerebro así, es más o menos algo como: "aýudame señor a ser herido mil veces, cien mil veces anticipadamente, para no sufrir "otra vez" inesperadamente."


Esa es nuestra "esperanza".


Y el precio que pagamos por no estar dispuestos a olvidar, a soltar, a perdonar.


El precio por nuestra "seguridad" psicológica.


Que por supuesto no existe más que en nuestra fantasía, pués la vida trae placer y dolor por igual, y esto jamás va a cambiar.


O sea que como estrategia "preventiva", el recordar y cargar con el sentimiento de la herida, es totalmente ineficaz.


Y como contrapartida, nos "asegura" que, además de mantenernos vulnerables a cualquier otra cosa que traiga la vida, vamos a sufrir permanentemente por el recuerdo, por esa imágen que la mente no suelta, y con la cual nos laceramos una y mil y cien mil veces más de lo que la realidad lo hizo.


Responabilizamos por ello a la vida, a dios, al estado, al mundo, al destino, a los astros, a la madre que nos parió, a adán y a eva, a la capa de ozono, al perro del vecino y a lo que sea que se nos cruce por enfrente.


¿Pero quién es el responsable de seguir en su mente haciéndose una y otra vez aquello que ya pasó, que en la realidad ya no es más ni lo será?


¿Quién?


Exácto; uno mismo.


La palabra evoca la imágen, y este contiene-recrea el sentimiento de dolor interior que-es-la-herida.


Recordar es pensar sobre lo que ya no es.


Y la vida jamás se repite.


Sólo la memoria lo hace.


No soltamos el sentimiento de haber sido heridos injustamente, para tener en nuestra fantasía, el "derecho" a sentir odio, tristeza, y sed de destrucción. A sentirnos perpetuamente resentidos.
Sin exagerar.


Y porque además hemos sido educados para "no olvidar"; para cargar en la memoria el recuerdo de la afrenta o el insulto, de la mañana a la noche, y de esta al día siguiente, a la semana siguiente, al resto de la vida, y a las generaciones venideras de no poder nosotros "resolverlo" antes.


A cada generación que aparece sobre esta tierra, nos encargamos de cargarlos inevitablemente con el fardo de lo que nosotros no hemos podido soltar.


Incluso llegamos a hacer de eso nuestra identidad, como personas y como naciones.


Se suma a ello la lástima por uno mismo, que provoca ese sentimiento "tan dulce", tan de "desprotegido", que el sentirse la eterna víctima, "el que todos apalean sin que él les haga nada" se transforma más que en identidad, en un imperativo.


A estas alturas creo que ya es obvio...

"LA CRUZ QUE QUISIERAS ECHAR SOBRE LOS OTROS, LA CARGARÁS TÚ MISMO, INDEFECTIBLEMENTE."


"No olvido la tristeza y el dolor que me provocaste, para poder enrostrártelo cada vez que me veas."

"Me concentro en lo que me dolió para que no me vaya a invadir la primavera, y me olvide así de reclamártelo."

"Me visto con los desamores y sinsabores, con toda la amargura de que soy capaz, para que tú no te sientas con derecho a ser feliz en mi presencia ni donde quiera que yo pueda pensarte."


Es seguir "viviendo" permanentemente en un pasado que ya no es, negándose a vivir un presente que no se deja nunca florecer.


Por ello, perdonar es perdonarse, y reconocerse vulnerable, inmensa y dichosamente vulnerable, para sentir, para vivir, para amar y volver a sonreir.


Es darse nuevamente el derecho a sentir sin tener que anticipar ni "guiarse" por la experiencia condicionente del pasado.


Es decir ya basta de prolongar ad infinitum este dolor inútilmente, como el obligado luto de nuestras viudas a perpetuidad, consagrado en nuestra cultura, que equipara sufrimiento con elevación espiritual y negación de la vida con complacencia de dios.


Perdonar es animarse a decirse lo que hay que decirse, claro y en voz alta, y llorar todas las lágrimas que un día no se lloraron, sin poner ya más excusas ni justificaciones, sin más razones ni reclamos, sin tratar de "entender" o de hacerse fuerte; más es también dejar de negarle su lugar en nuestra alma a la alegría, al real contento, ese que emana de la vida misma en nosotros, sin motivo, por el sólo hecho de estar vivos.


Es dejarse amar por el presente, amando lo que somos gracias a lo que fuimos.


Y es reconocer desde la nada que todos somos, que somos apenas seres humanos, ciegos, heridos, y asustados, tirando manotazos a las tinieblas, sin siquiera darnos cuenta de a quien lastimamos cuando contra otros nos golpeamos.


No son los actos de los demás los que nos hieren.


Son en realidad nuestros pensamientos sobre estos mismos actos.


La idea de que lo que fue no debía haber sido.

Y la de que fue, no por inconciencia de sus actores, sino por la "mala intención" de los victimarios.


Esas son las dos patas sobre las cuales se sostiene el eterno condenado de "lo imperdonable".



Perdonar es animarse a ver, a ver la humanidad del otro como veo la mía, y darse cuenta que no puedo pretender que alguien fuera conmigo en un momento dado, algo distinto de lo que su darse-cuenta en ese momento le permitía.


Y que yo tampoco podía ser distinto de como fui, no por "mala voluntad" sin por no haber visto el daño que hacía y que me hacía.



Perdonar es entonces, por fin bajar los brazos, para abrazarse sin demoras ni disimulos, dejando caer el insoportablemnte pesado fardo de los ayeres con los cuales la mente "protege" al corazón contra la vida.


Y es dicirle al otro, ya no "otro" sino igual, que yo también me equivoqué, y que lamento no haberlo visto antes, pero que no fue mala voluntad ni falta de amor, sino ceguera interior, no ver, no darme cuenta.

Y así volverlo nuestro prójimo, dejando que nuestro corazón recupere del mundo ese sagrado espacio que es el corazón del otro.


Y es recordar que un día, tal vez no tan lejano, nuestros pies y los suyos y los de todos los que hoy somos, dejarán de pisar por estas calles que hoy tan distraídamente transitamos, y entonces todas esas grandes afrentas que nunca perdonamos, cinco minutos antes de la hora de partida, no serán más que lo que siempre fueron, patéticas excusas insignificantes con las que neciamente nos impedimos amarnos sin condiciones ni demoras, sin postergarnos por postergar el florecer del corazón para después de que "la deuda" se nos hubiese pago.


Sólo quien es capaz de perdonar es capaz de perdonarse.


Y sólo quien es capaz de perdonarse es capaz de renovarse.


De recordar con el corazón, que en realidad, la inocencia nunca la perdimos, que el corazón es hoy capaz de amar igual que el primer día, como lo fuimos de niños.


Y que la vida es un presente, y que es demasiado hermosa y demasiado corta coma para desperdiciarla no amando.





Te deseo con todo mi SER: que te perdones a ti mismo/a por lo que sea que hayas hecho o dejado de hacer.


De la Vida no te preocupes, Ella nunca te juzgó, ni a ti ni a nadie; jamás te condenó por tu enfermedad, por tu no darte cuenta, y no tiene por tanto, nada que perdonarte.


Nada más temas, y por sobre todas las cosas, no temas en ser el primero en amar, y amar, y amar...



Con el afecto de siempre, para todos, TODOS...

Y mil gracias para Carlos, donde quiera que te encuentres!



Richard Mesones.