Los Cuatro No-Movimientos de la Mente - 1 -

Presentados por Carlos Silva en su libro "El Cuarto Movimiento - Mi vida con Krishnamurti", son la esencia misma de la autoindagación.

No son, como su nombre lo indica, cuatro movimientos o acciones que halla que realizar, sino, por el contrario, la negación de los cuatro movimientos equivocados de la mente.

Usted no es distinto o ajeno o separado del fluir de la Vida, de la totalidad.
Usted no es distinto del movimiento unitario de la Vida.

Por lo tanto no hay nada, ningún movimiento que hacer para "volver" a ser uno con ella.

No hay ni un lugar al cual regresar ni un "alguien" separado que regrese a fundirse.

Sin indentificarnos con una historia que nos haga sentirnos como si estuviéramos separados de la vida, nos damos cuenta de que siempre hemos estado en casa.

Y esa identificación con una historia es el resultado de cuatro movimientos equivocados que hace la mente; movimientos que si pueden aplicar externamente, pero que no lo hacen en relación a lo interno.

Cuáles son éstos cuatro movimientos equivocados?

1-Desobedecer a la sensibilidad-percepción-inteligencia.
2-Asumir una "necesidad" interior como requisito previo para poder "llegar a sentirme en comunión", volver a "tener" mi Ser, volver a SER.
3-Nombrar, mirar desde una idea, etiqueta o historia sobre lo que es.
4-Escapar hacia una "dualidad" mental inexistente, una fantasía que contraponemos a la realidad dándole mentalmente el mismo valor que a lo que es.


Se comienza por uno y se activan todos en mayor o menor grado.
Con esto cuatro movimientos aplicados a lo interno la mente crea una ilusión en la cual se ve presa.
Prisión que es en realidad, inexistente, carente de realidad, pero que no lo parece hasta que no indagamos en la historia que la mente ha tejido.

Cuáles son, por tanto, los cuatro no-movimientos de la mente?
Citando a Carlos Silva, son: " ¿Puedo yo obedecer? Detenerme. No nombrar. No escapar."

"¿Puedo yo obedecer?"; pues la sensibilidad que es inteligencia, inherente a la percepción me "dice" en cada momento lo que es asunto mío, me reclama a eso, a responder a esa realiad.
Dejar de ocuparme de lo que es asunto mío, de aquello que reclama mi responsabilidad, mi respuesta a la realidad, para pre-ocuparme de lo que no es asunto mío, de lo que no depende de mi ni reclama por tanto ninguna respuesta por parte mía, es desobedecer a esa sensibilidad-inteligencia que es el orígen de toda y cualquier acción correcta.
Es dejar de hacer como se siente para tratar de hacer como no se siente; y su único resultado es la inevitable sensación de desconección, tensión, agotamiento y frustración que este "desconectarse" de la propia sensibilidad-conciencia-inteligencia conlleva.
Es "dejar de hacer lo que hay que hacer y de decir lo que hay que decir para hacer lo que no hay que hacer y decir lo que no hay que decir cuando no hay que decirlo".

"Detenerme"; dejar de asumir por asumir, que necesito que tal o cual cosa sea así o asá para yo poder sentirme..., cuestionar, indagar en la realidad o falta de realidad de dicha premisa; dejar de buscar para "llegar a ser", para "volver a ser".



"No nombrar"; no mirar desde la etiqueta, desde la idea de como algo es o debería ser, sentir, que es sentirse frente y en la realidad sin un "yo" sintiendo, sin una "guía interior" o autoridad interna que dicte sobre mi sensibilidad desnuda.


"No escapar"; a "otra realidad", al mundo de como algo fue o debería ser o volver a ser. Pues cuando la mente no se da cuenta que no existe tal "dualidad" entre lo que es y lo que "debería", asume a ambas como "realidades" con el consiguiente sentido interior de fragmentación, conflicto y confusión, y se lanza a la "búsqueda" de lo que "debería" ser, luchando con la vida por conseguir concretar dicha "necesidad" interior para poder volver a sentirse así en paz.

"¿Puedo yo obedecer? Detenerme. No nombrar. No escapar."

La cancelación de los movimientos equivocados de la mente es lo único que se requiere para dejar de sentirmos "separados" de la realidad.

No algo que hacer, sino que dejar de hacer.
No para "volver" sino para darse cuenta que nunca hemos partido.

Simplemente es cuestión de indagar, cuando la sensibilidad a través de la tensión o malestar interior así lo reclamen.
Indagar sobre la realidad o falta de realidad de esa historia mental que dice que la vida y uno son dos cosas distintas.

Es todo lo necesario para que la bruma si disipe por la acción espontánea de la verdad-sensibilidad iluminando la realidad.

Después de "terminada" la "separación", después no hay más después...
Ni memoria psicológica, ni "yo-separado", ni nada que hacer...

Hay sólo lo que siempre hubo, la Vida siendo usted...



Richard Mesones.

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