¿Qué es AUTO-INDAGACIÓN ?
La auto-indagación es la forma que tiene el ser humano de activar o estimular su capacidad de discernimiento, su sensibilidad para separar lo falso de lo verdadero, lo adquirido de lo innato, la fantasía de lo real, lo auto-impuesto de lo original.
La auto-indagación crea en uno el espacio para que la inteligencia inherente a nuestro mismo ser pueda identificar claramente qué es lo que está causando el dolor, la tensión, el malestar, el sufrimiento interior.
Todos poseemos en forma innata el sentido de sanidad que nos hace soltar inmediatamente aquello que podemos ver que es la causa de nuestro malestar; lo que poseemos sólo potencialmente es la capacidad para discernir, para darnos cuenta de qué es lo que es necesario soltar.
La capacidad para darse cuenta es la naturaleza misma de todo ser sensible, pero la misma puede inhibirse o atrofiarse si no es ejercida, por vivir uno identificado con el fantasioso mundo de los pensamientos sobre “lo que fue” o “lo que debería ser”; o sea, de espaldas a su propio y verdadero sentir, a su sensibilidad, a lo que uno es por uno mismo, a su percepción directa de la realidad.
La asunción de un pensamiento o creencia como válido para mi, como verdadero en mi, como expresión fidedigna de mi real sentir, como “bueno”, crea en uno un estado de sentimiento que no es propio ni verdadero sino que es el producto de identificarse con ésos pensamientos. Creerse (asumirse) así nos hace sentirnos “así” y actuar en consecuencia.
Pero ningún estado es verdadero en uno si es algo que uno se induce a sentir mediante el aferrarse a opiniones.
Y lo que sea que uno se imponga va a generar tensión, malestar, sufrimiento interior.
Cualquier forma de amoldamiento, coerción o coacción es un atentado a la propia integridad, a la sensibilidad, a nuestra identidad como seres únicos más allá de cualquier rótulo, imágen o definición.
Cualquier referente interno para sentir o ser, cualquier “autoridad interior” erigida mediante el pensamiento es la negación de nuestra libertad innata, de nuestra capacidad de ser nosotros mismos siendo, viviendo una vida desde nuestro sentir, una vida sentida; o sea, la única vida que puede para nosotros tener sentido.
Cuando un ser humano no siente cómo vive, entonces no está viviendo; está meramente repitiendo en cada circunstancia lo que se supone que debería ser, pensar, decir o hacer. Pero eso no puede ser llamado vida.
Es apenas un desgraciado, mecánico y repetitivo transcurrir carente de todo sentido, en la espera agónica de que algún día el organismo viviente termine de decaer.
¿Para qué vivir sin florecer? ¿Para qué vivir sin sentir como uno siente ni ser como uno realmente es ?
¿Para “ser aceptado” y recibir migajas de sensiblera aprobación? Si uno tiene que no sentir como siente ni pensar como piensa ni obrar como siente para que lo acepten y lo aprueben ¿ me están aceptando como soy? ¿aceptan lo que soy?
¿o porque no aceptan lo que soy quieren que sea para ellos algo que no soy? ¿O el problema es que yo no me acepto y apruebo como soy? ¿Me apruebo y acepto sin ponerme ningún tipo de condición para ser?
¿Sin ponerme como condición el tener que gustarle a los demás y ser aprobado por ellos primero?
Solo la Auto-Indagación nos permite ir más allá de los condicionamientos permitiéndonos ver lo falso en nosotros como tal, ayudándonos a despojarnos de lo que no somos, a liberarnos de las ideas sobre nosotros que nos falsean, que no nos dejan sentirnos en comunión con nosotros mismos, con la vida, con el misterio indescifrable que es la VIDA.
Las verdaderas preguntas no tienen respuestas pre-establecidas ni verbales.
Apuntan a la verdad que no es nombrable, que sólo es “sentible”. Sentir sin distorsión alguna cómo uno verdaderamente siente en cada caso es claridad, y es encontrarse a uno mismo siendo como uno es frente a cada cosa, en cada relación y circunstancia, en cada momento del propio vivir. Esto es comunión.
Las herramientas de Auto-Indagación re-direccionan la atención y detienen la mente creando en el propio interior el espacio de claridad para que uno pueda ver por uno mismo su verdadera realidad.
Liberarse de cualquier condicionamiento que coaccione o distorsione mi percepción, mi sensibilidad, mi acción.
De todo lo que uno no es, de toda “guía” para ser o “llegar a ser”.
No que uno se libere; la verdad te libera de todo aquello que no nos es propio y que habíamos asumido como tal.
La verdad de lo que soy me libera de la falsedad de lo que creo ser.
Este es el real sentido de liberación.
Y sólo cuando hay libertad puede lo interior, lo verdadero, lo que uno es, eso que no tiene ni nombre ni contrario, florecer.
Richard Mesones
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