E L T E M O R. Carlos Silva

El temor es un dardo envenenado por el pasado, que se localiza en el corazón, paralizándolo. El temor es el
verdadero núcleo central de lo que llamamos “yo”. El yo, ego, mí, es la única causa de todo lo indeseable.

La vida esta moldeada por el temor al dolor. El dolor a perder. El dolor a no ganar. EI dolor de ser engañado.
El temor al dolor es el temor a los demás, pues siempre el dolor viene a través de los demás, en la relación con los
demás.

El temor es una creación del pasado que pretende prevenir, anti­cipar, evitar que suceda todo lo doloroso.
El temor para evitar lo doloroso e indeseable, lo proyecta todo el tiempo.
El temor no tiene realidad en el presente, ni tampoco vida en sí.
El temor saca ventajas del dolor.

¿El dolor es anterior al temor? ¿Cuál es la verdadera causa del dolor?

La estúpida mente humana piensa que el dolor es necesario. El dolor de la pérdida es necesario porque sino lo perdería todo. Si fuese feliz en la pérdida como en la ganancia, lo perdería todo sin darme cuenta. Esta es la lógica de la mente. Tiene que haber incendios, sino ¿que harían los bomberos?

Aterrorizado por el temor de que los demás se den cuenta, me pongo en el lugar de los demás para evitar que se den cuenta.
La mente-yo-ego-temor acusa a los demás. Toda acusación es la prue­ba de la culpabilidad del que acusa. El yo se
oculta acusando, proyec­tando su culpabilidad “afuera”.

El temor me acusa de lo que no sucedió, me amenaza con lo que podría suceder, con lo que podría haber sucedido.
El temor que los demás se den cuenta.
El deseo de ocultarse de los demás.
El temor a no ser reconocido.
El deseo de ser reconocido.

El miedo se oculta amenazando y tratando de que no suceda lo que ya sucedió y está sucediendo. Caos y contracción sin fin.
El temor dice que para evitar el caos se debe afirmar y fortalecer lo que está, qué es el temor-caos.
El temor, que es el pasado, da la ilusión de protegernos de1 futuro. El querer saber anticipadamente representando
lo que sucederá en el fututo abre la puerta a la expresión del pasado, el temor, la irracionalidad.

El temor, el dolor y el placer van siempre juntos.

El temor amenaza con el dolor, dando simultáneamente placer. Así la víctima se entrega y se corrompe mas y mas.

¿Puedo yo darme cuenta del temor en si mismo?
¿Puedo yo ver el temor desde si en si?
¿Puede el temor-yo darme cuenta que a quien corrompo es a mi?
¿Puedo yo darme cuenta del dolor?


Carlos Silva.
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El Arte de Cuestionarse    


El arte de preguntarse está compuesto de dos, tres, ó cuatro, ó cinco movimientos psíquicos. Menos son, mejor és. Depende del objeto de la investigación. Podemos llamarlos movimientos psicológicos? Porque tienen una secuencia lógica y centran inequívocamente, al sujeto de la mente: el yo.

El yo és el único al que yo debo aprender a preguntar. Cuando el yo pregunta a sí mismo, no hay respuesta verbal. El darse cuenta y el preguntarse; el preguntarse y el darse cuenta de la pregunta, recibiéndola, és en sí la respuesta.

La respuesta nunca és verbal.

El repetir. Es hoy día algo conocido, el que en los primeros 3 años de vida se graba el 50% del condicionamiento que nuestros amados más cercanos transmiten. De ahí la intensidad de la repetición: "!Cuidado con el lobo! !Viene el lobo! !Te llevo al cuarto oscuro!" Sin fin. De los 3 a los 7 años un 35% y hasta los 17 el 15% restante. Después Ud. repite como una más o menos buena máquina.

Como resultado de esta "doma", que vulnerabilidad le ha quedado? Qué caparazón ha desarrollado? Qué Sistema Defensivo tan veloz y anticipativo ha creado? Dependiendo de ello, son necesarios como mínimo, unos 20 minutos de repetición para que una información penetre a la memoria profunda y actúe como una segúnda naturaleza. El repetir incansablemente las acusaciones del miedo han desequilibrado la mente y el corazón.

La búsqueda del sí, que es la inseguridad del ego-yo buscando seguridad, ha sido y és tan obsesiva, que la ha desequilibrado más aún. Las preguntas sin respuesta son lo único que puede equilibrarla. Que cada cosa tenga su lugar y proporción.

El primer movimiento és el reconocimiento afirmativo: Yo sufro.
El segundo és: Yo tengo miedo de sufrir.
El tercero és: convertir la afirmación de que "yo tengo miedo de sufrir", en una pregunta:
¿Yo tengo miedo de sufrir?
El cuarto movimiento consiste en el preguntarse al revés la misma pregunta. Esto és, cambiando el sujeto: Yo, tengo miedo de sufrir? ó Yo sufro porque tengo miedo?
El quinto movimiento és todavía preguntarse: Yo, tener miedo de sufrir, no és un sufrimiento?

1:- Yo tengo miedo de sufrir.
2:- Yo tengo miedo de sufrir?
3:- ó yo sufro porque tengo miedo?
4:- Yo, tener miedo de sufrir, no és un sufrimiento?
Como se ve el movimiento uno y dos lo hemos condensado y partimos de una afirmación: "Yo tengo miedo de sufrir." Las variantes pueden ser muchas. También se puede comenzar del tres, dando por óbvio todo lo anterior. " Yo tengo miedo de sufrir? ó Yo sufro porque tengo miedo? Yo tengo miedo de la soledad. Yo tengo miedo de la soledad? ó Yo estoy aislado porque tengo miedo? Yo, tener miedo de la soledad no és un sufrimiento?
Se puede hacer, como ya hemos dicho, de diversas formas. Lo importante és hacerlo. Si és posible de todas las formas. Al revés y al derecho. A continuación hay una serie de 160 preguntas sin respuesta. Lo que cuenta és cada segundo de trabajo. Con intensidad. Con determinación. Con pasión.

Yo tengo miedo de morir? ó Yo no vivo porque tengo miedo?
Yo, tener miedo de morir, no és un sufrimiento?
Yo tengo miedo de equivocarme? ó Yo me equivoco porque tengo miedo?
Yo, tener miedo de equivocarme, no és equivocado?
Yo tengo miedo de perder? ó Yo pierdo porque tengo miedo?

Tomado del libro "Herramientas de trabajo interior" de Carlos Silva.

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