Sobre la Meditación:
Lo primero es vaciar la mente por completo de todo lo conocido; la segunda es una energía no dirigida ni controlada. A partir de ahí, la meditación también requiere la más elevada forma de orden, orden en el sentido de terminar por completo con el desorden generado por la contradicción y una estado de la mente que no sea lo individual. Debemos descartar del todo la idea de practicar un método, porque lo más importante es si la mente, que incluye el corazón, el cerebro y todo el organismo físico, puede vivir sin distorsión ni compulsión alguna y, por lo tanto, sin esfuerzo alguno. Por favor, hágase esa pregunta a sí mismo; todo esto es meditación.
Nuestras mentes están distorsionadas, han sido moldeadas por la cultura en que vivimos, por las estructuras religiosas y económicas, por el alimento que ingerimos, etcétera; le damos a la mente una determinada estructura, la condicionamos y este condicionamiento es una distorsión. Únicamente cuando no hay distorsión la mente puede ver con claridad, con pureza, con inocencia y de manera completa. El primer paso es la capacidad de mirar, el arte de escuchar, de mirar sin distorsión alguna, lo cual significa que la mente debe estar en absoluta quietud, sin un solo movimiento. Ahora bien, ¿puede la mente que está en constante movimiento permanecer completa y absolutamente en silencio, sin ningún movimiento, sin método, sistema, práctica o control alguno?
La mente debe vaciarse a sí misma de todo el pasado para que sea altamente sensible y no puede ser sensible si existe la carga del pasado; sólo una mente que ha comprendido todo esto es la que puede formular la pregunta, pero al formular la pregunta no obtiene una respuesta, porque no hay respuesta. La mente se ha vuelto altamente sensible, por tanto, sumamente inteligente y la inteligencia no tiene respuestas, en sí misma es la respuesta. El observador no tiene cabida porque la inteligencia es lo supremo.
En ese momento la mente ha dejado de buscar, no desea experiencias más elevadas y, por consiguiente, no utiliza la capacidad de controlar. Vea la belleza de eso, señor, no controla porque es inteligente; sólo actúa y trabaja, por lo tanto, en el mismo acto de la inteligencia desaparece el estado dual; todo esto es meditación. Es como una nube que comienza en la cima de un cerro junto con unas cuantas nubecitas pequeñas y a medida que avanza cubre todo el cielo, el valle, las montañas, los ríos, los seres humanos, la tierra; lo cubre todo. Eso es la meditación, porque la meditación abarca todo el vivir, no sólo una parte.
Únicamente entonces la mente puede permanecer en silencio, sin un solo movimiento, no por un instante, porque ese instante no tiene duración, no pertenece al tiempo. El tiempo solamente existe cuando está el observador que experimenta ese silencio y dice, “quiero tener más”. Por lo tanto, como ese instante de absoluto silencio e inmovilidad no pertenecer al tiempo, tampoco tiene pasado ni futuro, de manera que esa inmovilidad, esa quietud absoluta está más allá de todo pensamiento; y debido a que ese instante no tiene tiempo, es eterno. Una mente libre de toda distorsión es, de hecho, la verdadera mente religiosa, no así una mente que va al templo, que lee los libros sagrados o que repite rituales por hermosos que puedan ser, tampoco lo es una mente saturada de imágenes impuestas o propias. El vivir no está separado del aprender y en esto hay una gran belleza, porque después de todo, el amor es eso. El amor es compasión, pasión, pasión por todo; y cuando hay amor no existe el observador, no hay dualidad, la dualidad del 'yo' que ama a 'alguien', ni el 'alguien' que me ama a 'mí', sólo hay amor, no importa que sea a uno o a mil; sólo existe el amor.
Cuando hay amor, uno no puede actuar mal, haga lo que haga, pero nosotros tratamos de hacer las cosas sin amor ?viajar a la Luna, los maravillosos descubrimientos científicos? y, por lo tanto, todo termina mal. El amor sólo puede existir cuando no está el observador, es decir, cuando la mente no está dividida en sí misma como uno que observa y lo observado, sólo entonces existe esa cualidad del amor; si la tiene, eso es lo Supremo.
J. Krishnamurti
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Sobre El Amor:
Qué poco conocemos del
Amor, de su extraordinaria ternura y de su poder.
Con
gran facilidad usamos la
palabra "Amor". La usa el general, la usa el carnicero, el hombre rico y el muchacho y la muchacha
enamorados. Pero,¡ qué poco saben de
él, de su inmensidad, de su condición inmortal e insondable! Amar es percibir la Eternidad.
Qué
cosa tan extraordinaria es la
relación humana, pero con qué facilidad caemos en un cierto tipo
de relación en
particular. Aquella en que las cosas se dan por sentadas, donde
se acepta la
situación existente y no se tolera variación alguna. Tampoco se
da cabida a
ningún movimiento hacia la incertidumbre.
Todo está muy bien regulado,asegurado,sujeto y por lo
tanto no hay
oportunidad ninguna para la frescura, para un claro soplo
revivificante de
primavera.
En
general, esto es lo que
llamamos relación. Si observamos
atentamente, descubriremos que la relación humana es algo mucho
más sutil, es
más rápida que el relámpago y más inmensa que el mundo entero,
porque la
relación es vida.
En
cambio, nuestra vida
cotidiana se caracteriza por ser conflictiva y nuestras
relaciones son toscas,
rígidas y reguladas. Así se ha perdido
totalmente la fragancia, la belleza de la relación humana.
Todo
esto surge porque en
realidad, no Amamos. El Amor es lo más
grande de todo, y en él existe la total entrega de uno mismo.
Solamente amando
es que nuestra Vida y nuestras relaciones tendrán profunda
belleza.
o-o-o-o-o
El
más grande misterio eres tú
mismo.
Tu
historia, o sea el libro de tí
mismo, sólo tu lo puedes leer.
Los
comentadores, aquellos que
tratan de explicar lo que tu piensas o sientes, ellos sólo
proyectan sus
propios problemas y reflejan su propia confusión.
Tu historia es tam,bién
lahitoria de toda la humanidad. Leer este libro tal cual está
escrito, sin
ninguna interpretación y sin ningún ulterior motivo, ese es el
mayor desafío.
Entonces,
lee todo tu libro y aprende
sobre ti mismo con dignidad.
Puedes
leer la totalidad de una
sola mirada o puedes leerlo página por página hata el fin de tus
dias. El tiempo nada tiene que ver con
ese
aprender.
Malgastamos
nuestra energía vital
con nuestra constante actividad y con nuestro constante pensar. Hasta durmiendo, el cerebro sigue en
actividad.
Interiormente
estamos siempre
ocupados con nosotros mismos, nuestros problemas, miedos y
deseos, siempre en
conflicto.
No
tenemos un instante en que el
cerebro, los sentidos estén totalmente quietos y en paz. Esto es un desperdicio de energía.
Estamos
en constante ocupación
hasta que morimos. La ocupación con Dios
o con la comida, es lo mismo. El
desperdicio de energía es el estar ocupados psicológicamente, ya
sea con
nuestros medios de sustento o con una disciplina o con llegar a
ser algo.
Si
leemos esto y queremos no
estar ocupados, este esfuerzo será otro desperdicio de energía
igual a los
demás.
Sólo
cuando hay un darse cuenta
total, no de un aspecto u otro, sino del todo,
sólo entonces está presente la enorme energía del vacio,
dela quietud. El vacío es la suprema
energía.