Yo no me separo de mi corazón para saber.
Yo no me separo de mi corazón para escapar.
Yo no me separo de mi corazón para esconderme.
Yo no me separo de mi corazón para acusar.
Yo no me separo de mi corazón para anticipar.
Yo no me separo de mi corazón para ayudar.
Yo no me separo de mi corazón para enseñar.
Yo no me separo de mi corazón para herir.
Yo no me separo de mi corazón para comparar.
Yo no me separo de mi corazón para envidiar.
Yo no me separo de mi corazón para odiar.
Yo no me separo de mi corazón para violentar.
Yo no me separo de mi corazón para frenar.
Yo no me separo de mi corazón para robar.
Yo no me separo de mi corazón para mentir.
Yo no me separo de mi corazón para engañar.
Yo no me separo de mi corazón para trampear.
Yo no me separo de mi corazón para reclamar.
Yo no me separo de mi corazón para obligar.
Yo no me separo de mi corazón para imponer mi voluntad.
Yo no me separo de mi corazón para anticipadamente herir.
Yo no me separo de mi corazón para anticipadamente estafar.
Yo no me separo de mi corazón para anticipadamente robar el placer.
Yo no me separo de mi corazón para anticipar y robar la ganancia.
Yo no me separo de mi corazón para justificarme anticipadamente.
Yo no me separo de mi corazón para evitar.
Yo no me separo de mi corazón para posponer.
Yo no me separo de mi corazón para focalizar a los demás.
Yo no me separo de mi corazón para reflejar a los demás.
Yo no me separo de mi corazón para visualizar a los demás.
Yo no me separo de mi corazón para nombrar.
Yo no me separo de mi corazón para imaginar.
Yo no me separo de mi corazón para suponer.
Yo no me separo de mi corazón para deducir.
Yo no me separo de mi corazón para opinar.
Yo no me separo de mi corazón para resistir.
Yo no me separo de mi corazón para interferir.
Yo no me separo de mi corazón para interrumpir.
Puedo yo no separar-me de mi corazón para modificar lo que ya pasó?
Puedo yo darme cuenta de las implicancias y consecuencias de no darme cuenta de que no me doy cuenta?
Hasta aquí tenemos sólo cuarenta "motivos justificantes" para separar-se, para abandonar-se y traicionar el corazón.
Es posible vivir sin separarse?
Por qué y para qué sobrevivir separados?
Carlos Silva. (Extraído del libro: "Herramientas de trabajo interior".)
Siete cuentos cortos, citados por Anthony de Mello.
.
FABRICANTES DE ETIQUETAS.
En cierta ocasión mostró Buda una flor a sus discípulos y les pidió que dijeran algo acerca de ella.
Ellos estuvieron un rato contemplándola en silencio.
Uno pronunció una conferencia filosófica sobre la flor. Otro creó un poema. Otro ideó una parábola. Todos tratando de quedar por encima de los demás.
Mahakashyapa miró la flor, sonrió y no dijo nada. Sólo él la había visto.
LA VERDADERA ESPIRITUALIDAD.
Le preguntaron al Maestro: «¿Qué es la espiritualidad?».
«La espiritualidad», respondió, «es lo que consigue proporcionar al hombre su transformación interior».
«Pero si yo aplico los métodos tradicionales que nos han transmitido los maestros, ¿no es eso espiritualidad?».
«No será espiritualidad si no cumple para ti esa función. Una manta ya no es una manta si no te da calor».
«¿De modo que la espiritualidad cambia?».
«Las personas cambian, y también sus necesidades. De modo que lo que en otro tiempo fue espiritualidad ya no lo es. Lo que muchas veces pasa por espiritualidad no es más que la constancia escrita de métodos pasados».
UNA VITAL DIFERENCIA
Le preguntaron cierta vez a Uwais, el Sufí: «¿Qué es lo que la Gracia te ha dado?». Y les respondió:
«Cuando me despierto por las mañanas, me siento como un hombre que no está seguro de vivir hasta la noche».
Le volvieron a preguntar:
«Pero esto ¿no lo saben todos los hombres?». Y replicó Uwais: «Sí, lo saben, Pero no todos lo sienten».
EL GATO DEL GURÚ.
Cuando, cada tarde, se sentaba el gurú para las prácticas del culto, siempre andaba por allí el gato del ashram distrayendo a los fieles. De manera que ordenó el gurú que ataran al gato durante el culto de la tarde.
Mucho después de haber muerto el gurú, seguían atando al gato durante el referido culto. Y cuando el gato murió, llevaron otro gato al ashram para poder atarlo durante el culto vespertino. Siglos más tarde, los discípulos del gurú escribieron doctos tratados acerca del importante papel que desempeña el gato en la realización de un culto como es debido.
EL NIÑO DEJA DE LLORAR.
Una vez le preguntó el discípulo a su Maestro: «¿Qué es Buda?».
Y el Maestro le respondió: «La mente es Buda».
Volvió otro día a hacerle la misma pregunta v la respuesta fue: 'No hay mente. No hay Buda'». Y el discípulo protestó: «Pero si el otro día me dijiste: 'La mente es Buda...'».
Replicó el Maestro: «Eso lo dije para que el niño dejase de llorar. Pero, cuando el niño ha dejado de llorar, digo:
No hay mente. No hay Buda ».
NO CAMBIES.
Durante años fui un neurótico. Era un ser angustiado, deprimido y egoísta. Y todo el mundo insistía en decirme que cambiara. Y no dejaban de recordarme lo neurótico que yo era.
Y yo me ofendía, aunque estaba de acuerdo con ellos, y deseaba cambiar, pero no acababa de conseguirlo
por mucho que lo intentara.
Lo peor era que mi mejor amigo tampoco dejaba de recordarme lo neurótico que yo estaba. Y también insistía en la necesidad de que yo cambiara.
Y también con él estaba de acuerdo, y no podía sentirme ofendido con él. De manera que me sentía impotente y como atrapado.
Pero un día me dijo: «No cambies. Sigue siendo tal como eres. En realidad no importa que cambies o dejes de cambiar. Yo te quiero tal como eres y no puedo dejar de quererte».
Aquellas palabras sonaron en mis oídos como música: «No cambies. No cambies. No cambies... Te quiero...».
Entonces me tranquilicé. Y me sentí vivo. Y, ¡Oh, maravilla!, cambié.
LA BÚSQUEDA DEL ASNO.
Todo el mundo se asustó al ver al Mullah Nasruddin recorrer apresuradamente las calles de la aldea, montado en su asno.
«¿Adónde vas, Mullah?, le preguntaban. «Estoy buscando a mi asno», respondía Nasruddin al pasar.
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FABRICANTES DE ETIQUETAS.
En cierta ocasión mostró Buda una flor a sus discípulos y les pidió que dijeran algo acerca de ella.
Ellos estuvieron un rato contemplándola en silencio.
Uno pronunció una conferencia filosófica sobre la flor. Otro creó un poema. Otro ideó una parábola. Todos tratando de quedar por encima de los demás.
Mahakashyapa miró la flor, sonrió y no dijo nada. Sólo él la había visto.
LA VERDADERA ESPIRITUALIDAD.
Le preguntaron al Maestro: «¿Qué es la espiritualidad?».
«La espiritualidad», respondió, «es lo que consigue proporcionar al hombre su transformación interior».
«Pero si yo aplico los métodos tradicionales que nos han transmitido los maestros, ¿no es eso espiritualidad?».
«No será espiritualidad si no cumple para ti esa función. Una manta ya no es una manta si no te da calor».
«¿De modo que la espiritualidad cambia?».
«Las personas cambian, y también sus necesidades. De modo que lo que en otro tiempo fue espiritualidad ya no lo es. Lo que muchas veces pasa por espiritualidad no es más que la constancia escrita de métodos pasados».
UNA VITAL DIFERENCIA
Le preguntaron cierta vez a Uwais, el Sufí: «¿Qué es lo que la Gracia te ha dado?». Y les respondió:
«Cuando me despierto por las mañanas, me siento como un hombre que no está seguro de vivir hasta la noche».
Le volvieron a preguntar:
«Pero esto ¿no lo saben todos los hombres?». Y replicó Uwais: «Sí, lo saben, Pero no todos lo sienten».
EL GATO DEL GURÚ.
Cuando, cada tarde, se sentaba el gurú para las prácticas del culto, siempre andaba por allí el gato del ashram distrayendo a los fieles. De manera que ordenó el gurú que ataran al gato durante el culto de la tarde.
Mucho después de haber muerto el gurú, seguían atando al gato durante el referido culto. Y cuando el gato murió, llevaron otro gato al ashram para poder atarlo durante el culto vespertino. Siglos más tarde, los discípulos del gurú escribieron doctos tratados acerca del importante papel que desempeña el gato en la realización de un culto como es debido.
EL NIÑO DEJA DE LLORAR.
Una vez le preguntó el discípulo a su Maestro: «¿Qué es Buda?».
Y el Maestro le respondió: «La mente es Buda».
Volvió otro día a hacerle la misma pregunta v la respuesta fue: 'No hay mente. No hay Buda'». Y el discípulo protestó: «Pero si el otro día me dijiste: 'La mente es Buda...'».
Replicó el Maestro: «Eso lo dije para que el niño dejase de llorar. Pero, cuando el niño ha dejado de llorar, digo:
No hay mente. No hay Buda ».
NO CAMBIES.
Durante años fui un neurótico. Era un ser angustiado, deprimido y egoísta. Y todo el mundo insistía en decirme que cambiara. Y no dejaban de recordarme lo neurótico que yo era.
Y yo me ofendía, aunque estaba de acuerdo con ellos, y deseaba cambiar, pero no acababa de conseguirlo
por mucho que lo intentara.
Lo peor era que mi mejor amigo tampoco dejaba de recordarme lo neurótico que yo estaba. Y también insistía en la necesidad de que yo cambiara.
Y también con él estaba de acuerdo, y no podía sentirme ofendido con él. De manera que me sentía impotente y como atrapado.
Pero un día me dijo: «No cambies. Sigue siendo tal como eres. En realidad no importa que cambies o dejes de cambiar. Yo te quiero tal como eres y no puedo dejar de quererte».
Aquellas palabras sonaron en mis oídos como música: «No cambies. No cambies. No cambies... Te quiero...».
Entonces me tranquilicé. Y me sentí vivo. Y, ¡Oh, maravilla!, cambié.
LA BÚSQUEDA DEL ASNO.
Todo el mundo se asustó al ver al Mullah Nasruddin recorrer apresuradamente las calles de la aldea, montado en su asno.
«¿Adónde vas, Mullah?, le preguntaban. «Estoy buscando a mi asno», respondía Nasruddin al pasar.
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Un cuento corto de Anthony de Mello.
EL PEQUEÑO PEZ
«Usted perdone», le dijo un pez a otro, «es usted más viejo y con más experiencia que yo y probablemente podrá usted ayudarme. Dígame: ¿dónde puedo encontrar eso que llaman Océano? He estado buscándolo por todas partes, sin resultado».
«El Océano», respondió el viejo pez, «es donde estás ahora mismo».
«¿Esto? Pero si esto no es más que agua... Lo que yo busco es el Océano», replicó el joven pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte.
«Usted perdone», le dijo un pez a otro, «es usted más viejo y con más experiencia que yo y probablemente podrá usted ayudarme. Dígame: ¿dónde puedo encontrar eso que llaman Océano? He estado buscándolo por todas partes, sin resultado».
«El Océano», respondió el viejo pez, «es donde estás ahora mismo».
«¿Esto? Pero si esto no es más que agua... Lo que yo busco es el Océano», replicó el joven pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte.
Mi Canción escrita por Richard Mesones
MI CANCIÓN
No trato de entender nada,ni tengo mensaje alguno.
No tengo ningún poder, ni control sobre nada.
No tengo ningún destino, ni misión alguna que realizar, ni ningún propósito o motivo alguno para accionar como lo hago.
No sigo ningún camino hacia ningún lado, ni tengo sentido de progresión hacia ninguna meta que cumplir, realizar, o alcanzar.
No busco nada en particular, ni ser distinto de como soy, ni me aferro tampoco a ninguna idea sobre mi mismo; ni sostengo ninguna falsa continuidad.
No trato de cambiar, ni de cambiar a nadie.
No me interesa distinguirme, ni tampoco igualarme, ni pertenecer o que me pertenezcan, ni seguir a nadie ni ser seguido, ni tomar o pedir, ni ofrecer o dar consejo alguno.
Ni me comparo, ni trato de "ser como"..., no escucho para ser a ninguna voz extranjera.
No me fuerzo, ni me es-fuerzo, por nada ni por nadie.
No ambiciono vivir particularmente de un modo.
No me define nada, ni me defino; no me siento identificado con ninguna cualidad específica.
No soy fiel a ideales, símbolos o banderas; no me interesan doctrinas, ni dogmas, ni credos; no tengo religión, ni salvadores, ni dioses o maestros; no pertenezco a un linaje, ni me amparo bajo el ala ensombrecedora de ninguna tradición.
No defiendo causas, ni tengo nación propia o partido.
No siento temor de nada, ni deseo cosa alguna en particular.
No tengo esperanzas puestas en nada ni en nadie, ni añoro nada, ni hago uso del pasado para extraer del mismo una identidad; no tengo ningún plán de acción o de vida, no tomo desiciones, ni tengo elecciones acertadas o erradas para optar.
No excluyo a nadie, ni nadie me es imprescindible; no apruebo ni desapruebo a ser alguno, ni me interesan la aprobación o la desaprobación de los demás.
No tengo opiniones o puntos de vista, ni me interesan las opiniones de nadie sobre ninguna cosa.
No me siento enemigo de ningún ser, ni pertenezco a bando ninguno, ni a grupo, secta o elite.
No represento a nadie, ni nadie me representa.
No soy distinto de nadie, tampoco igual.
No tengo un lugar que sea "mi" lugar, ni me siento extranjero en lugar alguno.
No hay algo que dependa de mi, ni nada que pueda ser llamado "mío".
No soy "algo", separado de la VIDA.
No nací, y no puedo por tanto morir; no hay nadie aquí, y a su vez, soy lo que no puede jamás dejar de ser.
No tengo ninguna respuesta, ni tengo tampoco, ninguna pregunta.
Vivo, soy, sin saber ni entender, sin necesitar de nada para ser...
La Vida danza, vestida de tiempo y materia, en el espectácular escenario de este infinito universo, por el rato que dure para cada quien la función.
Somos lo atemporal vestido de tiempo, lo intangible vestido de carne, aparentemente trasncurriendo, entre las dos orillas de lo inabarcable.
Esta es la gracia suprema, ¡y es gratis y es para todos!
Este es el presente más grande: existir; aparecer aquí, aunque más no sea por un rato.
La VIDA no tiene meta.
La vida es la danza sin propósito de este misterio llamado VIDA.
Y usted, y yo, y todos somos esa VIDA.
Somos el espectáculo de la VIDA atestiguándose, sin motivo alguno, por el puro gozo, por amor a ser.
¡Este es el juego divino!
¡Abrázalo abrazándote!
¡No hay gracia más grande que ser!
No trato de entender nada,ni tengo mensaje alguno.
No tengo ningún poder, ni control sobre nada.
No tengo ningún destino, ni misión alguna que realizar, ni ningún propósito o motivo alguno para accionar como lo hago.
No sigo ningún camino hacia ningún lado, ni tengo sentido de progresión hacia ninguna meta que cumplir, realizar, o alcanzar.
No busco nada en particular, ni ser distinto de como soy, ni me aferro tampoco a ninguna idea sobre mi mismo; ni sostengo ninguna falsa continuidad.
No trato de cambiar, ni de cambiar a nadie.
No me interesa distinguirme, ni tampoco igualarme, ni pertenecer o que me pertenezcan, ni seguir a nadie ni ser seguido, ni tomar o pedir, ni ofrecer o dar consejo alguno.
Ni me comparo, ni trato de "ser como"..., no escucho para ser a ninguna voz extranjera.
No me fuerzo, ni me es-fuerzo, por nada ni por nadie.
No ambiciono vivir particularmente de un modo.
No me define nada, ni me defino; no me siento identificado con ninguna cualidad específica.
No soy fiel a ideales, símbolos o banderas; no me interesan doctrinas, ni dogmas, ni credos; no tengo religión, ni salvadores, ni dioses o maestros; no pertenezco a un linaje, ni me amparo bajo el ala ensombrecedora de ninguna tradición.
No defiendo causas, ni tengo nación propia o partido.
No siento temor de nada, ni deseo cosa alguna en particular.
No tengo esperanzas puestas en nada ni en nadie, ni añoro nada, ni hago uso del pasado para extraer del mismo una identidad; no tengo ningún plán de acción o de vida, no tomo desiciones, ni tengo elecciones acertadas o erradas para optar.
No excluyo a nadie, ni nadie me es imprescindible; no apruebo ni desapruebo a ser alguno, ni me interesan la aprobación o la desaprobación de los demás.
No tengo opiniones o puntos de vista, ni me interesan las opiniones de nadie sobre ninguna cosa.
No me siento enemigo de ningún ser, ni pertenezco a bando ninguno, ni a grupo, secta o elite.
No represento a nadie, ni nadie me representa.
No soy distinto de nadie, tampoco igual.
No tengo un lugar que sea "mi" lugar, ni me siento extranjero en lugar alguno.
No hay algo que dependa de mi, ni nada que pueda ser llamado "mío".
No soy "algo", separado de la VIDA.
No nací, y no puedo por tanto morir; no hay nadie aquí, y a su vez, soy lo que no puede jamás dejar de ser.
No tengo ninguna respuesta, ni tengo tampoco, ninguna pregunta.
Vivo, soy, sin saber ni entender, sin necesitar de nada para ser...
La Vida danza, vestida de tiempo y materia, en el espectácular escenario de este infinito universo, por el rato que dure para cada quien la función.
Somos lo atemporal vestido de tiempo, lo intangible vestido de carne, aparentemente trasncurriendo, entre las dos orillas de lo inabarcable.
Esta es la gracia suprema, ¡y es gratis y es para todos!
Este es el presente más grande: existir; aparecer aquí, aunque más no sea por un rato.
La VIDA no tiene meta.
La vida es la danza sin propósito de este misterio llamado VIDA.
Y usted, y yo, y todos somos esa VIDA.
Somos el espectáculo de la VIDA atestiguándose, sin motivo alguno, por el puro gozo, por amor a ser.
¡Este es el juego divino!
¡Abrázalo abrazándote!
¡No hay gracia más grande que ser!
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