Verdad y Libertad. J. Krishnamurti
JIDDU KRISHNAMURTI
Verdad y libertad
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" La verdad es una tierra sin senderos. El hombre no puede acercarse a ella a través de ninguna organización, de ninguna secta, dogma, sacerdote o ritual, ni a través de algún conocimiento filosófico o técnica psicológica. Tiene que encontrarla a través del espejo de las relaciones, a través de los contenidos de su propia mente, de la observación y no a través del análisis intelectual o la disección introspectiva. El hombre ha construido en sí mismo imágenes como una valla de seguridad–religiosas, políticas, personales. Estas se manifiestan en forma de símbolos, ideas, creencias. La carga de estas imágenes domina el pensamiento del hombre, sus relaciones y su vida diaria. Estas imágenes son la causa de nuestros problemas ya que dividen a los hombres. Su percepción de la vida esta moldeada por conceptos ya establecidos en su mente. El contenido de su consciencia es su entera existencia. Este contenido es común en toda la humanidad. La individualidad es el nombre, la forma, la cultura superficial que él adquiere a través de la tradición y el ambiente. La unicidad del hombre no reside en lo superficial sino en la libertad absoluta del contenido de su consciencia, la cuál es común en todos los seres humanos. Así el no es un individuo.
“La libertad no es una reacción; no es una elección. Es la pretensión del hombre creer que por tener elección es libre. La libertad es pura observación sin dirección, sin miedo al castigo, sin recompensas. La libertad existe sin motivo; la libertad no está al final de la evolución del hombre sino que reside en el primer paso de su existencia. Al observar, uno comienza a descubrir la falta de libertad. La libertad se encuentra en una consciencia no escogida en nuestra existencia y actividad diaria. El pensamiento es tiempo.
"El pensamiento nace de la experiencia y el conocimiento, los cuales son inseparables del tiempo y el pasado. El tiempo es el enemigo psicológico del hombre. Nuestra acción se basa en el conocimiento y por tanto en el tiempo, así el hombre siempre es un esclavo del pasado. El pensamiento es siempre limitado, así que vivimos en constante conflicto y lucha. No hay evolución psicológica.
“Cuando el hombre se vuelva consciente del movimiento de sus propios pensamientos, verá la división entre el pensador y el pensamiento, el observador y lo observado, el experimentador y lo experimentado. Descubrirá que esa división es una ilusión. Sólo entonces hay pura observación en la que no existe sombra del pasado ni el tiempo. Este eterno “insight” trae consigo una profunda y radical mutación en la mente. “La negación total es la esencia de lo positivo. Cuando hay negación de todas esas cosas que el pensamiento ha ocasionado psicológicamente, solo entonces hay amor, que es compasióne e inteligencia.”
Verdad y libertad
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" La verdad es una tierra sin senderos. El hombre no puede acercarse a ella a través de ninguna organización, de ninguna secta, dogma, sacerdote o ritual, ni a través de algún conocimiento filosófico o técnica psicológica. Tiene que encontrarla a través del espejo de las relaciones, a través de los contenidos de su propia mente, de la observación y no a través del análisis intelectual o la disección introspectiva. El hombre ha construido en sí mismo imágenes como una valla de seguridad–religiosas, políticas, personales. Estas se manifiestan en forma de símbolos, ideas, creencias. La carga de estas imágenes domina el pensamiento del hombre, sus relaciones y su vida diaria. Estas imágenes son la causa de nuestros problemas ya que dividen a los hombres. Su percepción de la vida esta moldeada por conceptos ya establecidos en su mente. El contenido de su consciencia es su entera existencia. Este contenido es común en toda la humanidad. La individualidad es el nombre, la forma, la cultura superficial que él adquiere a través de la tradición y el ambiente. La unicidad del hombre no reside en lo superficial sino en la libertad absoluta del contenido de su consciencia, la cuál es común en todos los seres humanos. Así el no es un individuo.
“La libertad no es una reacción; no es una elección. Es la pretensión del hombre creer que por tener elección es libre. La libertad es pura observación sin dirección, sin miedo al castigo, sin recompensas. La libertad existe sin motivo; la libertad no está al final de la evolución del hombre sino que reside en el primer paso de su existencia. Al observar, uno comienza a descubrir la falta de libertad. La libertad se encuentra en una consciencia no escogida en nuestra existencia y actividad diaria. El pensamiento es tiempo.
"El pensamiento nace de la experiencia y el conocimiento, los cuales son inseparables del tiempo y el pasado. El tiempo es el enemigo psicológico del hombre. Nuestra acción se basa en el conocimiento y por tanto en el tiempo, así el hombre siempre es un esclavo del pasado. El pensamiento es siempre limitado, así que vivimos en constante conflicto y lucha. No hay evolución psicológica.
“Cuando el hombre se vuelva consciente del movimiento de sus propios pensamientos, verá la división entre el pensador y el pensamiento, el observador y lo observado, el experimentador y lo experimentado. Descubrirá que esa división es una ilusión. Sólo entonces hay pura observación en la que no existe sombra del pasado ni el tiempo. Este eterno “insight” trae consigo una profunda y radical mutación en la mente. “La negación total es la esencia de lo positivo. Cuando hay negación de todas esas cosas que el pensamiento ha ocasionado psicológicamente, solo entonces hay amor, que es compasióne e inteligencia.”
Encontrarse...
Encontrarse es encontrarse con ESO que se encuentra a Si-Mismo al uno encontrarse consigo mismo.
ESO mismo que se encuentra consigo mismo al encontrarse con los demàs, pues al encontrarse con los demàs realmente se encuentra a Si-Mismo en los demàs.
De no ser asì no encontrarìa ni con ellos ni consigo mismo ni con nada, pues nada puede ser fuera de ese Si-Mismo ni distinto de Èl.
Es la VIDA viva que se encuentra a si misma en donde y quien sea.
Es la Vida Ùnica, el Si-Mismo, ESO que ES, y que es lo que uno mismo, los demàs y todo ser Es.
ESO que es el mensajero, el mensaje y el destinatario.
Es darse cuenta de ser el que se da cuenta de ser el SER; ESO que ES.
ESO que es, nada se puede decir de ello...
Decir algo es convertirlo en una idea, en un objeto de la mente que la mente perseguirà, un objeto del devenir.
Ello hace a la mente sumergirse enn el mundo del tiempo en pos de ello y uno se ve "convertido" en un "buscador" de si-mismo.
Un "buscador espiritual" (?!).
Saber lo que uno no es es lo ùnico que se puede y "necesita" saber.
Saber que uno no es un objeto del devenir con tales o cuales condiciones o caracterìsticas.
Entonces uno, esa atenciòn, Eso que se da cuenta, queda libre de todo movimiento en direcciòn alguna.
Sòlo asì puede tener lugar la posibilidad de darse cuenta de ser ESO que se da cuenta de ser el SER, de ser ESO que es lo que ES, lo ùnico que ES;
ESO...
Richard Mesones.
ESO mismo que se encuentra consigo mismo al encontrarse con los demàs, pues al encontrarse con los demàs realmente se encuentra a Si-Mismo en los demàs.
De no ser asì no encontrarìa ni con ellos ni consigo mismo ni con nada, pues nada puede ser fuera de ese Si-Mismo ni distinto de Èl.
Es la VIDA viva que se encuentra a si misma en donde y quien sea.
Es la Vida Ùnica, el Si-Mismo, ESO que ES, y que es lo que uno mismo, los demàs y todo ser Es.
ESO que es el mensajero, el mensaje y el destinatario.
Es darse cuenta de ser el que se da cuenta de ser el SER; ESO que ES.
ESO que es, nada se puede decir de ello...
Decir algo es convertirlo en una idea, en un objeto de la mente que la mente perseguirà, un objeto del devenir.
Ello hace a la mente sumergirse enn el mundo del tiempo en pos de ello y uno se ve "convertido" en un "buscador" de si-mismo.
Un "buscador espiritual" (?!).
Saber lo que uno no es es lo ùnico que se puede y "necesita" saber.
Saber que uno no es un objeto del devenir con tales o cuales condiciones o caracterìsticas.
Entonces uno, esa atenciòn, Eso que se da cuenta, queda libre de todo movimiento en direcciòn alguna.
Sòlo asì puede tener lugar la posibilidad de darse cuenta de ser ESO que se da cuenta de ser el SER, de ser ESO que es lo que ES, lo ùnico que ES;
ESO...
Richard Mesones.
Ser e Iluminaciòn
SER E ILUMINACIÓN
Más allá de la miríada de formas de vida que están sujetas al nacimiento y a la muerte existe la Vida Una, eterna y omnipresente. Muchas personas utilizan la palabra Dios para describirla, pero yo suelo llamarla Ser. La palabra Ser no explica nada, pero la palabra Dios tampoco. Ser, no obstante, tiene la ventaja de ser un concepto abierto. No reduce el infinito invisible a una entidad finita. Es imposible formarse una imagen mental del Ser, y nadie puede pretender su posesión exclusiva. Es tu esencia misma; puedes acceder a ella inmediatamente como el sentimiento de tu propia presencia.
Por eso sólo hay un pequeño paso entre la palabra Ser y la experiencia del Ser.
EL SER NO SÓLO ES TRASCENDENTE; TAMBIÉN IMPREGNA PROFUNDAMENTE cada forma, y su esencia es invisible e indestructible. Esto significa que ahora mismo puedes acceder al Ser porque es tu identidad más profunda, tu verdadera naturaleza. Pero no trates de aferrarlo con la mente. No trates de entenderlo.
Sólo puedes conocerlo dejando la mente en silencio. Cuando estás presente, cuando tu atención está plena e intensamente en el ahora, puedes sentir el Ser, pero nunca podrás entenderlo mentalmente.
La iluminación es recuperar la conciencia del Ser y residir en ese estado de «sensación-realización».
La palabra iluminación suscita la idea de un logro sobrehumano, y al ego le gusta que sea así; pero no es más que tu estado natural en el que sientes la unidad con el Ser. Es un estado de conexión con algo inconmensurable e indestructible, con algo que es esencialmente tú, y sin embargo es mucho mayor que tú. Es encontrar tu verdadera naturaleza más allá del nombre y de la forma.
La incapacidad de sentir esta conexión crea la ilusión de que estás separado de ti mismo y del mundo que te rodea. Entonces te percibes, consciente o inconscientemente, como un fragmento aislado. Surge el miedo, y los conflictos internos y externos pasan a ser la norma.
El mayor obstáculo para experimentar la realidad de tu conexión es la identificación con la mente, que hace que el pensamiento se vuelva compulsivo. Ser incapaz de dejar de pensar es una enfermedad terrible, pero no nos damos cuenta de ella porque casi todo el mundo la sufre y se considera algo normal. Este ruido mental incesante te impide encontrar el reino de quietud interior que es inseparable del Ser. También crea un falso yo fabricado por la mente, que lanza una sombra de miedo y sufrimiento.
La identificación con la mente produce una pantalla opaca de conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones que bloquean toda verdadera relación. Esa pantalla se interpone entre tú y tú mismo, entre tú y tu prójimo, entre tú y la naturaleza, entre tú y Dios; crea la ilusión de separación, la ilusión de que tú y el «otro» estáis totalmente separados. Entonces te olvidas del hecho esencial de que, debajo del nivel de las apariencias físicas y de las formas separadas, eres uno con todo lo que es.
La mente es un instrumento soberbio si se usa correctamente. Sin embargo, si se usa de forma in-apropiada, se vuelve muy destructiva. Para decirlo con más precisión, no se trata tanto de que usas la mente equivocadamente: por lo general no la usas en absoluto, sino que ella te usa a ti. Ésa es la enfermedad. Crees que tú eres tu mente. Ese es el engaño. El instrumento se ha apoderado de ti.
Es como si estuvieras poseído sin saberlo, y crees que la entidad posesora eres tú.
LA LIBERTAD COMIENZA cuando te das cuenta de que no eres la entidad posesora, el pensador. Saberlo te permite examinar la entidad. En el momento en que empiezas a observar al pensador, se activa un nivel de conciencia superior.
Entonces empiezas a darte cuenta de que hay un vasto reino de inteligencia más allá del pensamiento, y de que el pensamiento sólo es una pequeña parte de esa inteligencia. También te das cuenta de que todas las cosas verdaderamente importantes —la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interna— surgen de más allá de la mente.
Empiezas a despertar.
Estractado del libro "El poder del Ahora" de Eckhart Tolle
Más allá de la miríada de formas de vida que están sujetas al nacimiento y a la muerte existe la Vida Una, eterna y omnipresente. Muchas personas utilizan la palabra Dios para describirla, pero yo suelo llamarla Ser. La palabra Ser no explica nada, pero la palabra Dios tampoco. Ser, no obstante, tiene la ventaja de ser un concepto abierto. No reduce el infinito invisible a una entidad finita. Es imposible formarse una imagen mental del Ser, y nadie puede pretender su posesión exclusiva. Es tu esencia misma; puedes acceder a ella inmediatamente como el sentimiento de tu propia presencia.
Por eso sólo hay un pequeño paso entre la palabra Ser y la experiencia del Ser.
EL SER NO SÓLO ES TRASCENDENTE; TAMBIÉN IMPREGNA PROFUNDAMENTE cada forma, y su esencia es invisible e indestructible. Esto significa que ahora mismo puedes acceder al Ser porque es tu identidad más profunda, tu verdadera naturaleza. Pero no trates de aferrarlo con la mente. No trates de entenderlo.
Sólo puedes conocerlo dejando la mente en silencio. Cuando estás presente, cuando tu atención está plena e intensamente en el ahora, puedes sentir el Ser, pero nunca podrás entenderlo mentalmente.
La iluminación es recuperar la conciencia del Ser y residir en ese estado de «sensación-realización».
La palabra iluminación suscita la idea de un logro sobrehumano, y al ego le gusta que sea así; pero no es más que tu estado natural en el que sientes la unidad con el Ser. Es un estado de conexión con algo inconmensurable e indestructible, con algo que es esencialmente tú, y sin embargo es mucho mayor que tú. Es encontrar tu verdadera naturaleza más allá del nombre y de la forma.
La incapacidad de sentir esta conexión crea la ilusión de que estás separado de ti mismo y del mundo que te rodea. Entonces te percibes, consciente o inconscientemente, como un fragmento aislado. Surge el miedo, y los conflictos internos y externos pasan a ser la norma.
El mayor obstáculo para experimentar la realidad de tu conexión es la identificación con la mente, que hace que el pensamiento se vuelva compulsivo. Ser incapaz de dejar de pensar es una enfermedad terrible, pero no nos damos cuenta de ella porque casi todo el mundo la sufre y se considera algo normal. Este ruido mental incesante te impide encontrar el reino de quietud interior que es inseparable del Ser. También crea un falso yo fabricado por la mente, que lanza una sombra de miedo y sufrimiento.
La identificación con la mente produce una pantalla opaca de conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones que bloquean toda verdadera relación. Esa pantalla se interpone entre tú y tú mismo, entre tú y tu prójimo, entre tú y la naturaleza, entre tú y Dios; crea la ilusión de separación, la ilusión de que tú y el «otro» estáis totalmente separados. Entonces te olvidas del hecho esencial de que, debajo del nivel de las apariencias físicas y de las formas separadas, eres uno con todo lo que es.
La mente es un instrumento soberbio si se usa correctamente. Sin embargo, si se usa de forma in-apropiada, se vuelve muy destructiva. Para decirlo con más precisión, no se trata tanto de que usas la mente equivocadamente: por lo general no la usas en absoluto, sino que ella te usa a ti. Ésa es la enfermedad. Crees que tú eres tu mente. Ese es el engaño. El instrumento se ha apoderado de ti.
Es como si estuvieras poseído sin saberlo, y crees que la entidad posesora eres tú.
LA LIBERTAD COMIENZA cuando te das cuenta de que no eres la entidad posesora, el pensador. Saberlo te permite examinar la entidad. En el momento en que empiezas a observar al pensador, se activa un nivel de conciencia superior.
Entonces empiezas a darte cuenta de que hay un vasto reino de inteligencia más allá del pensamiento, y de que el pensamiento sólo es una pequeña parte de esa inteligencia. También te das cuenta de que todas las cosas verdaderamente importantes —la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interna— surgen de más allá de la mente.
Empiezas a despertar.
Estractado del libro "El poder del Ahora" de Eckhart Tolle
La muñeca de sal, un cuento budista.
Quería ver el mar a toda costa. Era una muñeca de sal, pero no sabía lo que era el mar.
Un día decidió partir. Era el único modo de poder satisfacer su deseo. Después de un interminable peregrinar a través de territorios áridos y desolados, llegó a la orilla del mar y descubrió una cosa inmensa, fascinadora y misteriosa al mismo tiempo. Era el alba, el sol comenzaba a iluminar el agua encendiendo tímidos reflejos, y la muñeca no llegaba a entender.
Permaneció allí firme, largo tiempo, como clavada fuertemente sobre tierra, con la boca abierta. Ante ella, aquella extensión seductora. Se decidió al fin. Preguntó al mar:
-Dime: ¿quién eres?
-Soy el mar.
- ¿Y qué es el mar?
- Soy yo.
- No llego a entender, pero lo desearía tanto... Explícame lo que puedo hacer.
- Es muy sencillo: tócame.
Entonces la muñeca cobró ánimos. Dio un paso y avanzó hacia el agua.
Después de dudarlo mucho, tocó levemente con el pie aquella masa imponente. Obtuvo una extraña sensación. Y, no obstante, tenía la impresión de que comenzaba a comprender algo.
Cuando retiró la pierna, descubrió que los dedos del pie habían desaparecido. Quedó espantada y protestó:
- ¡Malvado! ¿Qué me has hecho? ¿Dónde han ido a parar mis dedos?
El mar replicó imperturbable:
- ¿Por qué te quejas? Simplemente has ofrecido algo para poder entender. ¿No era eso lo que pedías?
La otra insistía:
- Sí... Es cierto, no pensaba... Pero...
Reflexionó un poco. Luego avanzó decididamente dentro del agua. Esta, progresivamente, la iba envolviendo, le arrancaba algo, dolorosamente. A cada paso la muñeca perdía algún fragmento. Cuanto más avanzaba se sentía disminuida de alguna porción de sí misma, y le dominaba más la sensación de comprender mejor. Pero no conseguía aún saber del todo lo que era el mar.
Otra vez repitió la acostumbrada pregunta:
-¿Qué es el mar?
Una última ola se tragó lo que quedaba de ella. Y precisamente en el mismo instante en que desaparecía, perdida entre las olas que la arrastraban llevándosela no se sabe dónde, la muñeca exclamó:
¡Soy yo!
Un día decidió partir. Era el único modo de poder satisfacer su deseo. Después de un interminable peregrinar a través de territorios áridos y desolados, llegó a la orilla del mar y descubrió una cosa inmensa, fascinadora y misteriosa al mismo tiempo. Era el alba, el sol comenzaba a iluminar el agua encendiendo tímidos reflejos, y la muñeca no llegaba a entender.
Permaneció allí firme, largo tiempo, como clavada fuertemente sobre tierra, con la boca abierta. Ante ella, aquella extensión seductora. Se decidió al fin. Preguntó al mar:
-Dime: ¿quién eres?
-Soy el mar.
- ¿Y qué es el mar?
- Soy yo.
- No llego a entender, pero lo desearía tanto... Explícame lo que puedo hacer.
- Es muy sencillo: tócame.
Entonces la muñeca cobró ánimos. Dio un paso y avanzó hacia el agua.
Después de dudarlo mucho, tocó levemente con el pie aquella masa imponente. Obtuvo una extraña sensación. Y, no obstante, tenía la impresión de que comenzaba a comprender algo.
Cuando retiró la pierna, descubrió que los dedos del pie habían desaparecido. Quedó espantada y protestó:
- ¡Malvado! ¿Qué me has hecho? ¿Dónde han ido a parar mis dedos?
El mar replicó imperturbable:
- ¿Por qué te quejas? Simplemente has ofrecido algo para poder entender. ¿No era eso lo que pedías?
La otra insistía:
- Sí... Es cierto, no pensaba... Pero...
Reflexionó un poco. Luego avanzó decididamente dentro del agua. Esta, progresivamente, la iba envolviendo, le arrancaba algo, dolorosamente. A cada paso la muñeca perdía algún fragmento. Cuanto más avanzaba se sentía disminuida de alguna porción de sí misma, y le dominaba más la sensación de comprender mejor. Pero no conseguía aún saber del todo lo que era el mar.
Otra vez repitió la acostumbrada pregunta:
-¿Qué es el mar?
Una última ola se tragó lo que quedaba de ella. Y precisamente en el mismo instante en que desaparecía, perdida entre las olas que la arrastraban llevándosela no se sabe dónde, la muñeca exclamó:
¡Soy yo!
El mar, una metàfora. Texto de Pedro Rodea
El mar, una metáfora
Mi inmortalidad no es una recompensa por algún mérito…~ Ella es natural … ~ llana --- ~ sin misterio alguno … ~ como lo es la inmortalidad del mar para todo lo que él contiene … ~ El mar es el aposento y presenciador de una indefinidad de procesos … ~ cuyo nacimiento … ~ paso … ~ y muerte … ~ tienen lugar en su seno … ~ Todos ellos son procesos … ~ todos ellos son nacidos y mortales … ~ Ninguno de ellos abandona jamás el mar … ~ El mar sabe todo de ellos … ~ el mar es omnisciente de ellos … ~ Dondequiera que ellos comienzan y acaban el mar está presente … ~ El mar es antes de que ellos sean … ~ el mar es después de que ellos han sido … ~ Todos ellos son nacidos y mortales … ~ el mar es innacido e inmortal … ~
… El mar …~ es el terreno absolutamente inmutable donde todos los procesos tienen lugar … ~ El mar no es desconocedor de los procesos en su seno … ~ El mar no es inerte … ~ el mar no es una nada vacía y muerta … ~
El mar es una ventana todo él … ~ un ojo abierto por dentro de todo él … ~ Con él abierto … ~ el mar sabe todo de todos los procesos en su seno … ~ y a sí mismo como presenciador de ellos … ~
Pero hay en el mar una recordación más profunda … ~ la verdad absoluta de sí mismo como él realmente es … ~ El se recuerda a sí mismo cuando él era y absolutamente nada más era con él… ~ Y aunque él no sabía entonces que él era … ~ sin embargo el ama indescriptiblemente ese estado suyo inconocido ser … ~
... ~ Cuando todos los procesos acaban… ~ dondequiera que ellos acaban … ~ el mar recoge su disolución … ~ sólo el mar queda … ~ absolutamente limpio de procesos … ~ transparente … ~ cristalino … ~ inconocido ser … ~ En él me reconozco tan minuciosamente… ~ tan exactamente … ~ tan verdaderamente mi mismo … ~
… ~ No hay muerte para el mar … ~ ni siquiera hay muerte para los procesos que acaban en el mar … ~ Acabando … ~ ellos devienen sólo mar … ~ Aparentemente ellos eran peces … ~ corrientes … ~ olas … ~ mareas … ~ pero en realidad eran sólo mar … ~
Pedro Rodea
Mi inmortalidad no es una recompensa por algún mérito…~ Ella es natural … ~ llana --- ~ sin misterio alguno … ~ como lo es la inmortalidad del mar para todo lo que él contiene … ~ El mar es el aposento y presenciador de una indefinidad de procesos … ~ cuyo nacimiento … ~ paso … ~ y muerte … ~ tienen lugar en su seno … ~ Todos ellos son procesos … ~ todos ellos son nacidos y mortales … ~ Ninguno de ellos abandona jamás el mar … ~ El mar sabe todo de ellos … ~ el mar es omnisciente de ellos … ~ Dondequiera que ellos comienzan y acaban el mar está presente … ~ El mar es antes de que ellos sean … ~ el mar es después de que ellos han sido … ~ Todos ellos son nacidos y mortales … ~ el mar es innacido e inmortal … ~
… El mar …~ es el terreno absolutamente inmutable donde todos los procesos tienen lugar … ~ El mar no es desconocedor de los procesos en su seno … ~ El mar no es inerte … ~ el mar no es una nada vacía y muerta … ~
El mar es una ventana todo él … ~ un ojo abierto por dentro de todo él … ~ Con él abierto … ~ el mar sabe todo de todos los procesos en su seno … ~ y a sí mismo como presenciador de ellos … ~
Pero hay en el mar una recordación más profunda … ~ la verdad absoluta de sí mismo como él realmente es … ~ El se recuerda a sí mismo cuando él era y absolutamente nada más era con él… ~ Y aunque él no sabía entonces que él era … ~ sin embargo el ama indescriptiblemente ese estado suyo inconocido ser … ~
... ~ Cuando todos los procesos acaban… ~ dondequiera que ellos acaban … ~ el mar recoge su disolución … ~ sólo el mar queda … ~ absolutamente limpio de procesos … ~ transparente … ~ cristalino … ~ inconocido ser … ~ En él me reconozco tan minuciosamente… ~ tan exactamente … ~ tan verdaderamente mi mismo … ~
… ~ No hay muerte para el mar … ~ ni siquiera hay muerte para los procesos que acaban en el mar … ~ Acabando … ~ ellos devienen sólo mar … ~ Aparentemente ellos eran peces … ~ corrientes … ~ olas … ~ mareas … ~ pero en realidad eran sólo mar … ~
Pedro Rodea
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