Liberación Interior a través de la Autoindagación (L.I.A.)

Postulados:


1- Lo que todo ser humano busca en el fondo de su corazón es poder sentirse y vivir en Comunión con la VIDA.

2- La Vida en Comunión es usted sin identificarse con, aferrarse mentalmente a, creer en, o asumir como verdadera una “historia” que lo hace sentirse “separado” de la VIDA.

3- La tensión, el malestar, la sensación de incomodidad interior, de aburrimiento, de carencia o de sufrimiento psicológico en cualquiera de sus formas son indicadores de que nos hemos identificados con una “historia mental” que nos hace sentirnos como si estuviéramos “separados” del fluir de la VIDA. Todo sufrimiento, malestar o incomodidad interior es por tanto una alarma, un llamado de atención.

4- Sucede para que indaguemos en nuestra historia de “separación” y podamos descubrir la falsedad de la misma, dejando de sentirnos así prisioneros de ese sentido de separación, carencia, sufrimiento y conflicto, y podamos entonces fluir en Comunión con la VIDA.


Puede usted indagar…, o seguir con su historia mental y el sufrimiento y malestar que esta le causa; de usted depende.




Tener razón o sentirse bien, ¿qué elige usted?



Si su respuesta es esto último, bienvenido entonces a la autoindagación.

Cambiar es darse cuenta.-

Exteriormente, cambiar es hacer algo para que algo cambie de estado.
Interiormente, cambiar es no-hacer algo para ver-darse cuenta de como algo realmente es.

"Ver" interiormente, no es visual, es darse cuenta!

Darse cuenta que algo que asumía de un modo no lo es.
Darse cuenta que lo que asumía o creía bueno, conveniente, neceseario, etc, no lo es.

Entonces el cambio ya ha ocurrido.

No hay nada más que "hacer".
Si alguien dice que "vió" y luego pregunta que hacer con lo visto, entonces es que no vió nada.

Darse cuenta corta instantáneamente con la identificación-asunción-creencia de lo visto.
Entonces lo visto no es más "yo", "mi verdad", "la verdad", etc.

Lo que queda es lo que verdaderamente se es, sin definición.
Eso que soy; eso silencioso y calmo, sensible..., sin dirección...

Libre de toda identificación, lo que queda es lo desconocido, la integridad inviolable de lo absoluto-siempre-siendo, único y nuevo, inimitable, irrepetible incluso para si mismo, siempre fresco...

La Vida siendo a través de esto llamado yo, tú, él, nosotros...

Cambiar no es "tratar de cambiar" o "hacer algo distinto".
Cambiar no es voluntario, no es concentrarse y "tratar de pensar positivo".

Cambiar es darse cuenta.-

Richard Mesones

Silencio Interior -

Silencio no es ausencia de pensamientos, es más bién ausencia de "yo", de identificación con el pensamiento.

No es ausencia de condicionamientos, sino del "controlador ignorante" que los usa para construir y sostener una identidad psicológica separada del fluir interior y exterior.

No es ausencia de memoria sino la destitución de la memoria como autoridad interior respecto de quien soy y como debo sentirme o conducirme; es la muerte de la llamada "memoria psicológica", no de la memoria factual.

No es un estado de "dejar el pensamiento en blanco", lo cual no es más que un efecto del uso de técnicas que sólo sirven para acallar con imposición y de forma momentánea el diálogo interno, sino un no-estado que no puede ser tocado ni ha sido jamás tocado por el pensamiento.

No es "el vacío del pensamiento", sino aquello, eso sin cualidad, ante cuya presencia se suceden tanto la presencia de pensamientos como su ausencia.

Silencio interior no es un "estado de ser", sino el ser indefinible y sin cualidad en el cual todos los estados surgen, se manifiestan, transcurren y se disuelven, sin dejar rastros ni huellas en el campo silencioso del cual surgieron.


El silencio interno es otro nombre para eso que no puede ser nombrado; para usted.


Cuando no hay más identificación con el movimiento del pensar, este queda como el motor de un auto en marcha cuando se pisa el embrague.

Entonces el pensamiento sucede en uno, o no sucede en uno, según el día, el ritmo de la energía vital, etc.
Pero nunca le sucede a-uno.

Eso es silencio interior.

Eso, no esto, ni el entendimiento de esto; sino su viviencia más allá de esta y cualquier descripción o definición...


Richard Mesones

¿Dónde hay un "yo" en todo esto?

Toda la psicología occidental de la rama que sea se basa en sanear, asistir, ayudar a realizar o por lo menos a "adecuarse" al supuesto protagonista de la "historia personal"; el "yo".

Esto es así y ha sido así, sin que haya existido en general ni el menor intento de cuestionamiento de la cualidad de realidad o ilusión del aludido sujeto.
Pero, ¿qué es el "yo"?
¿Es uno mismo, como todos solemos asumir?
¿O es algo que se crea en-uno en algún momento de nuestro desarrollo psíquico?
¿Existe por sí mismo o es pensamiento-dependiente?
¿Es una entidad concreta o tan sólo un manojo de puntos de vista a los que me he apegado?
¿Un hábito mental al que le he adjudicado la mayor parte de mi energía emocional?
¿Un ídolo mental al que he investido con la impronta de mi identidad?

¿Cómo nace el "yo", la entidad separada, carente, aislada del fluir de la totalidad de la vida?

El "yo" es la encarnación de la resistencia a ser uno con y en la vida siendo en ella lo que verdaderamente somos.

Me explico:

El cuerpo-mente nace y en él se perfila una sensibilidad que es la manifestación particular y única de la Vida una.
Lo que realmente nos distiguirá por el resto de nuestra existencia, nuestra forma única de sentir, o lo que es lo mismo, una forma única de la vida manifestarse a través nuestro.

Nadie ha sido antes ni será jamás como cada uno es.
Es por esto que no sólo no puedo servir de modelo para otros sino que realmente no hay ningún modelo interno válido para seguir o imitar.
Cada flor es única.

Inmerso en el fluir de la existencia, en el movimiento unitario de la vida, en comunidad con todo lo que es tal cual es en cada momento, no hay nadie que se sienta "separado" de la vida.

Hasta que alguien, en general la mamá o el papá, le dicen al niño que No, que él no puede sentir así, que el no es así, que si es así mamá y papá no lo quieren más, que debe ser asá.

Al principio el niño resiste, pero finalmente es convencido por la educación pavloviana de sus amorosos papás que, viendo la posibilidad de que "su hijo" pueda desarrollar una identidad propia al margen de las espectativas de sus padres, se encargan a base de alternancia entre recompensas y castigos de hacerle entender que algo malo le sucederá si él es él, la manifestación espontánea de la infinitud de la vida, y que su única "opción" es amoldarse y tratar de "llegar a ser"; así obtendrá una sensación de control y aceptación que le harán sentir seguro, lo cual es imprescindible como imperativo biológico para garantizarle una sana continuidad como organismo material.

El precio: la claudicación de nuestra originalidad.
Entonces me hallo dividido, escindido, fragmentado.
Bajo la amenaza del castigo y la exclusión, y el soborno de la recompensa de aceptación, que es una perversión del deseo y el temor, y de nuestra capacidad para vivir sana e inteligentemente el placer y el dolor, con el hacha del "mío" y "no-mío" soy trozado, sanjado al medio entre "yo" y "no-yo".
Ya no soy un todo siendo uno con el Todo.
Ya la vida y yo no somos uno y lo mismo.
Somos "yo" y la vida, lo otro, lo que no soy "yo".

¿Qué es el "yo"?
El yo es la identificación de la conciencia original y sensible que emerge en el cuerpo-mente con la idea de que la vida, ya sea en mi o en los demás "debería" ser distinta de como es.
Identificación; "aquello con lo que se es idéntico".
Así identificado con esa idea, encorsetada en ella mi sensibilidad natural, siento indefectiblemente que la vida y "yo" no somos uno, no somos lo mismo.

El "yo" es pues, resistencia interior a lo que es.
Resistencia aprendida, sufrida, impuesta, importada y finalmente adoptada como el propio punto de vista de uno, como sustituto de mi sensibilidad única, de lo que esencialmente soy como ser irrepetible e insustituíble con mi forma única de sentir y ser.

El nacimiento del eterno condenado marca el final -aparente- de la dicha, el amor inocente y la compasión.


Es, por último, un manojo de instrucciones de "cómo debería sentir y ser" para entonces poder "llegar a ser" y así lograr ser aprobado, aceptado e incluído.

Es la expresión psicológica de la creencia o asunción de que necesito de la aceptación y el reconocimiento de los demás para poder ser lo que soy.

Sin la creencia en una tal necesidad interior toda barrera interna desaparece pues desaparece el "sensor", el controlador, la "autoridad o dictador interior", y junto con él desaparece también toda resistencia a la vida en su libre manifestación.

Se es entonces lo que se es, como sea que uno sea, en espontaneo relacionamiento con todo lo que es, sin tratar de entender ni cifrar ni encajonar en un rótulo profesional el insobornable misterio de ser.

Y junto con dicha resistencia la cuasi-eterna senación de aislamiento de la totalidad, de carencia, de temor y amenaza, de separación, conflicto, sufrimiento y confusión.

En su lugar, lo desconocido y nuevo, lo siempre-fresco e indefinible; la vida y su misterio, con su cualidad innominable, manifestándose única en cada ser, floreciendo en el misterio de su propia danza imprevisible, eterna e insobornable, desojando los pétalos vitales de su apariencia particular, dejando a su paso una estela de perfume y de luz, tan efímera como irrepetible en su marcha -aparente- por el tiempo.

En esta danza, en este silencio sin bordes ni cualidades ni límites ni centro, ¿dónde hay un "yo" en todo esto?

Hasta aquí la biografía; a partir de aquí, lo desconocido, el no-saber, el misterio...




Richard Mesones.

Usted ya es lo que está buscando.

Literalmente.

Usted ya es Eso, y jamás puede dejar de ser-lo.
Por ello es que toda búsqueda, sin ecepción, es un alejamiento.
Toda búsqueda, y tal vez más que ninguna la así llamada "búsqueda espiritual" (entienéndase realización, iluminación, liberación, salvación, etc).

No se puede buscar lo que se es, no se puede obtener o lograr.
Desearlo es concebirlo como un objeto separado de lo que uno es, existiendo sólo en la fantasía de un mañana que jamás llegará.

Lo que sea que uno busque externamente, lo hace porque uno supone, piensa o siente que al obtenerlo se sentirá bien, sereno, en paz, a gusto con y en la vida.

O sea que lo que uno verdaderamente busca no es en si el objeto o situación externa que por si mismo carece de sentido alguno, sino el estado interno que se supone que dicho objeto me aportará.

Cuando el deseo me sea concedido por el genio mágico de alguna extraña y misteriosa fórmula de realización aportada por el gurú, sacerdote, maestro, guía o cuentamusas de turno, "entonces me sentiré realizado".

O cuando saque la lotería o logre casarme con tal y cual o tener el auto o la casa o ser presidente del mundo o el más grande...; lo que sea, es todo lo mismo.

Jamás ha sido y jamás será.

Todo aquel que se acerque a usted sugiriéndole que le dará algo que usted no tiene o no es, es un explotador, un mercader del templo.
Y toda doctrina que pregone su insuficiencia interna es un contrato de explotación.


Usted ya es Eso, y jamás ha sido un "yo" separado de la Vida Una, de lo Absoluto.

Usted es lo Absoluto siendo usted!, la Vida siendo así, de ese modo único de ser.

Es lo infinito disfrutando de la apariencia de finitud "por un rato".
Antes de eso, el misterio del infinito océano de felicidad absoluta.
Después de eso, el mismo sumergirse y disolverse en la absoluta felicidad de la cual surgimos.

No hay nada que hacer, nada que ganar ni que perder.

Usted es lo que es por que es la Vida queriendo ser así, ser usted.
Sin más propósito que ese, ser.
Tan sólo se trata de disfrutar del viaje; estamos de paso.
Y el espectáculo es tan majestuoso como fascinante!
Y es sólo por un rato...

En comunión, en comunidad (común-unidad) usted no es un "yo" separado o distinto de la Vida fluyendo en extática manifestación.

Vivir en Paz es Ser-siendo-en-Común-Unidad.

Es darse cuenta que uno nunca ha sido ni será ese "yo" separado, aislado del fluir de la totalidad que "necesita" de tal o cual requisito para "volver" a ser uno con el todo.
Sin la identificación con esa supuesta necesidad, sin asumirla como la verdad de lo que soy, entonces ya no hay más separación, no hay más "yo" (nunca lo hubo!), hay sólo PAZ.

Y Paz es Comunidad.

No "busque" la "paz interior".

Indague en lo que cree que necesita para lograla, lo que se supone que le falta par ser Paz, y cuando vea por usted mismo la falsedad de dicho postulado, entonces, sin buscarla ni reconocerla, habrá paz, sin ningún "yo-carente-de-paz" que necesite de nada para dar con ella, sin nadie que la haya logrado.

En esa paz no hay "yo" alguno sintiéndose en paz; hay sólo paz.

Porque paz no es ausencia de perturbación; es ausencia de "yo".

Todos somos la manifestación de esa paz, cada ser es la encarnación de esa paz; es sólo que lo hemos olvidado...


Richard Mesones.